El conocimiento, junto con poseer capital y tener contactos, es un factor importante para levantar un negocio exitoso u obtener un buen empleo. Ahora bien, la mayor fuente de frustración de jóvenes estadounidenses, españoles, dominicanos o surcoreanos es que se creyeron el mito de que el diploma de letras doradas es la llave maestra hacia una vida de tranquilidad, estabilidad y prosperidad.
La generación Y o millennials fuimos bombardeados desde niños con las exigencias de aprobar la escuela, para elegir una buena carrera universitaria, graduarnos, para entonces tener buenas oportunidades en el mercado laboral. No obstante ser el conglomerado con mayor cantidad de estudios superiores, algunos tenemos la sensación de que lograr metas financieras generales, como comprar una casa o tener buenos ahorros, será más difícil para nosotros que para nuestros padres.
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Si estás en el bachillerato y estás leyendo esto, refuerzo lo que te han dicho tus padres: ve a la universidad y consigue una carrera universitaria. Si ya eres licenciado o ingeniero, una maestría o posgrado te llevará a otro nivel, la formación es importante. Lo que debes entender es que el buen desempeño en las aulas no se materializa automáticamente en éxito a nivel laboral o en los negocios.
¿Por qué graduarte de la universidad no es un pase directo a la buena vida?
El padre Ramón Alonso, antiguo rector de la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD), nos dijo a los estudiantes de nuevo ingreso a la escuela de periodismo: “cruel como lo escuchen, la sociedad no necesita 100 nuevos comunicadores sociales. Solo se insertarán los mejores. Esfuércense o no pierdan su tiempo”. Sabio consejo.
Hoy todo el mundo quiere una licenciatura, es más fácil contratar un abogado, periodista o administrador de empresa, que un buen plomero o un electricista que sea efectivo. Lo que ocurre con esto es que haber invertido años y dinero en el añorado diploma no te garantiza un buen trabajo, puesto que la ley de la oferta es un axioma inquebrantable del mercado: la oferta es inversamente proporcional al precio o, mejor dicho, a mayor oferta el precio baja.
Las exigencias del mercado laboral van kilómetros delante de la formación que ofrecen las universidades. Por lo tanto, por simple estadística, una parte de los graduandos realmente no estará preparado para tener un rendimiento aceptable en una oficina
Lo que me lleva a este punto. ¿Realmente te esforzaste lo suficiente por aprender? ¿Tomaste en serio tu carrera? ¿O te dedicaste a pasar examen tras examen, con un folleto mediocre que te facilitaba tu profesor, quien de todos modos no va a reprobarte para que no le revientes un neumático?
Está bien que tengas en azul tu récord de notas, pero tú y yo sabemos que eso no necesariamente te prepara para el mundo real. Sé sincero contigo mismo, busca retroalimentación y comienza a procurar las herramientas que te hacen falta.
Te felicito si eres un profesional destacado, ahora bien, tienes que dominar al menos lo básico sobre las finanzas personales. De poco te sirve tener un buen salario si no puedes controlar tus impulsos consumistas ni tu tarjeta de crédito. El buen ingreso que te generó tu formación universitaria no es suficiente para alcanzar la estabilidad.
Saber mucho, sin que la gente te conozca, tampoco te llevará lejos. Al fijarte un objetivo profesional, debes tratar de rodearte de las personas que te pueden ayudar a alcanzar tus metas. Una forma de comenzar a acumular contactos desde el inicio de tu profesión es ofrecerte para ocupar pasantías o prácticas laborales en lugares que sean clave para tu desarrollo. Sé que quizás necesitas irte a ese empleo al que no le ves futuro debido a que te hace falta un salario, pero nadie dijo nunca que sería fácil.
Es normal que la mayoría de los profesionales cuelguen el diploma, se pongan el anillo y entierren los libros. Otro error común es pensar que solo se aprende en un aula, idea que ha hecho de las maestrías y posgrados negocios viables.
Aunque el aula enmarca un gran valor dentro de programas bien organizados, los profesionales exitosos tienen en común la lectura constante, mantenerse informados, la visualización de buenos documentales y la atención a experiencias diversas dirigidas a estimular al intelecto y las destrezas. ¡La educación no termina con la toga y el birrete!
Barack Obama dice que si alguien cree que la universidad es costosa, que pruebe cuánto le cuesta una vida de ignorancia. La academia es un factor importante en el empoderamiento de quienes se someten a la disciplina del aprendizaje, pero no es el único factor.
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