El euro registró una fuerte apreciación y alcanzó los 1.1253 dólares, rozando los 1.13 dólares, después de que Moody’s rebajara la calificación de la deuda de Estados Unidos. Esta medida ha generado una presión vendedora sobre el dólar, a pesar del clima global de aversión al riesgo.
Según datos del Banco Central Europeo (BCE), el tipo de cambio de referencia se fijó en 1.1262 dólares, confirmando el impulso alcista de la divisa europea. En contraste, en la jornada anterior, el euro se situaba en los 1.1162 dólares, evidenciando una apreciación significativa en cuestión de horas.
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La decisión de Moody’s de rebajar la calificación de la deuda estadounidense de Aaa a Aa1 responde al incremento sostenido de la deuda gubernamental y los crecientes pagos de intereses durante la última década. Con este paso, Moody’s se alinea con Fitch (2023) y Standard & Poor’s (2011), que también retiraron la máxima calificación al bono soberano estadounidense.
Este cambio afecta la percepción del dólar como divisa refugio y principal activo de reserva global, debilitando su posición frente a monedas como el euro. La falta de disciplina fiscal y la incertidumbre política interna en EE.UU. agravan aún más la situación.
Pese al retroceso del dólar, ciertos elementos internacionales podrían frenar su depreciación. El mercado ve con optimismo un posible acuerdo nuclear entre EE.UU. e Irán, así como las conversaciones entre Donald Trump y Vladímir Putin para lograr un alto el fuego en Ucrania.
Estas señales de distensión geopolítica podrían devolver estabilidad temporal a la moneda estadounidense. Sin embargo, los analistas advierten que mientras persista la desconfianza sobre la sostenibilidad fiscal de EE.UU., la volatilidad del dólar continuará.
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El fortalecimiento del euro también se enfrenta a presiones internas dentro de la eurozona. El mercado prevé que el BCE reduzca nuevamente los tipos de interés en junio, dado que la inflación general se mantuvo en 2.2 % interanual en abril, acercándose al objetivo medio del 2 %.
Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco, se elevó a 2.7 %, desde el 2.4 % en marzo, lo que representa un foco de atención para los economistas. Esta métrica es vista como el principal indicador de la tendencia inflacionaria a largo plazo y podría influir en las futuras decisiones del BCE.
Durante la jornada, el euro se movió en una banda de fluctuación entre 1.1173 y 1.1286 dólares, manteniéndose en niveles no vistos desde hace meses.
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