El déficit comercial de Estados Unidos se incrementó un 14 % en marzo, alcanzando los 140,500 millones de dólares, lo que marca un nuevo récord mensual superior incluso al registrado en enero. Esta subida, según el informe del Buró de Análisis Económico (BEA) publicado este martes, está directamente relacionada con el impacto de la política arancelaria impulsada por la administración del presidente Donald Trump.
En cifras concretas, el déficit creció en 17,300 millones de dólares en comparación con febrero, cuando se situó en 123,200 millones de dólares. Este crecimiento superó las previsiones de los analistas, atribuyéndose en parte al esfuerzo de los importadores por adelantar operaciones antes de la entrada en vigor de nuevas medidas arancelarias, vigentes desde el 2 de abril.
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Durante el tercer mes del año, las exportaciones estadounidenses crecieron apenas un 0.2 %, llegando a los 278,500 millones de dólares. En contraste, las importaciones se dispararon un 4.4 %, alcanzando los 419,000 millones de dólares. Esta diferencia significativa refleja una tendencia clara: el mayor dinamismo de la demanda interna estadounidense frente a los mercados externos.
Las importaciones de bienes marcaron niveles históricos, destacándose especialmente los productos farmacéuticos, vehículos, autopartes y equipos de capital. Este comportamiento indica no solo una mayor dependencia del exterior en áreas estratégicas, sino también una reacción empresarial ante posibles restricciones comerciales.
En el acumulado del primer trimestre de 2025, el déficit de bienes y servicios creció un 92.6 % respecto al mismo periodo de 2024. Las exportaciones aumentaron 5.2 %, mientras que las importaciones crecieron un notable 23.3 %, reflejando un desequilibrio estructural más pronunciado.
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En cuanto a los socios comerciales, China sigue siendo un punto central en la balanza. El déficit con el gigante asiático fue de 24,800 millones de dólares en marzo, una leve mejora frente a los 26,600 millones del mes anterior. Esta cifra, sin embargo, continúa siendo un indicador de la compleja relación comercial entre ambas potencias.
Por otro lado, el déficit con la Unión Europea se amplió dramáticamente hasta los 47,600 millones de dólares, frente a los 25,400 millones de febrero. Esta expansión representa uno de los saltos más abruptos en el comercio transatlántico en meses recientes.
Respecto a los socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el déficit con Canadá se amplió hasta 18,600 millones de dólares, mientras que con México disminuyó en 3,900 millones. Estos movimientos reflejan los distintos grados de integración y dependencia económica entre los países de América del Norte.
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Este aumento en el déficit comercial llega en un momento económicamente delicado para Estados Unidos. El país enfrenta crecientes amenazas de recesión y una desaceleración evidente, con una contracción del 0.3 % del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre. Es el primer resultado negativo en tres años, lo que enciende alertas sobre la salud de la economía estadounidense.
Las tensiones comerciales, la inestabilidad financiera global y el endurecimiento de las condiciones monetarias están configurando un escenario complejo. A medida que se encarecen las importaciones y se ralentiza la demanda internacional, la capacidad de ajuste estructural de la economía estadounidense será clave para contener los efectos de estos desequilibrios.
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