Imagina una ciudad donde el tiempo parece haberse detenido, donde cada rincón respira historia y cada templo susurra leyendas milenarias. Bienvenido a Kioto, la antigua capital de Japón durante más de diez siglos y el corazón cultural y espiritual del país.
Con más de 2,000 templos y santuarios distribuidos a lo largo de la ciudad, Kioto se presenta como un destino de peregrinación para quienes buscan experimentar la paz y el equilibrio que emanan de su rica tradición milenaria.
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Kioto es un lugar donde la modernidad y la tradición se entrelazan de manera armoniosa, ofreciendo a los visitantes una experiencia única y enriquecedora. Cada calle, cada jardín y cada edificio histórico cuenta una historia que se remonta a siglos atrás. Aquí, los geishas aún pasean por las calles empedradas de Gion, los artesanos continúan perfeccionando sus técnicas ancestrales y los templos y santuarios siguen siendo centros de devoción y serenidad.
En Kioto, la espiritualidad no es solo una práctica religiosa, sino una forma de vida. Los templos budistas y los santuarios sintoístas no solo son lugares de adoración, sino también obras maestras de la arquitectura y el arte. Cada uno de estos lugares sagrados ofrece una ventana a su glorioso pasado y un refugio espiritual en medio de la modernidad.
Prepárate para sumergirte en un mundo de belleza y tranquilidad, donde la naturaleza y la cultura se fusionan para crear una experiencia inolvidable. Kioto te invita a descubrir sus tesoros ocultos, a explorar sus rincones más recónditos y a encontrar la paz interior que solo una ciudad con una historia tan rica puede ofrecer.
Ubicado en una colina al este de Kioto, el Kiyomizu-dera es uno de los templos más icónicos de Japón. Fundado en el año 778 y reconstruido en 1633, este templo destaca por su plataforma de madera que ofrece vistas panorámicas espectaculares de la ciudad y su entorno natural. La plataforma, construida sin el uso de clavos, es una maravilla de la ingeniería tradicional japonesa.
El templo está dedicado a Kannon, la diosa budista de la misericordia, y su nombre significa literalmente «Templo del Agua Pura», en referencia a la cascada Otowa que fluye en su recinto. La cascada se divide en tres corrientes, cada una de las cuales se dice que otorga un beneficio diferente: longevidad, éxito en los estudios y un buen matrimonio. Los visitantes pueden beber de estas aguas sagradas utilizando una taza larga y estrecha.
Durante el otoño, el Kiyomizu-dera se transforma en un espectáculo de colores con los arces japoneses que rodean el templo. Este espectáculo natural atrae a miles de visitantes cada año, convirtiéndolo en uno de los lugares más populares para ver el follaje de otoño en Kioto.
El Kinkaku-ji es, sin duda, una de las postales más reconocidas de Kioto. Este templo, cubierto con hojas de oro, se refleja maravillosamente en las aguas del estanque Kyōko-chi. Construido originalmente como una villa de retiro para el shogún Ashikaga Yoshimitsu en el siglo XIV, fue convertido en templo zen tras su muerte. Es un símbolo de armonía entre el arte humano y la naturaleza.
El pabellón dorado es una estructura de tres pisos, cada uno con un estilo arquitectónico diferente. El primer piso, conocido como Hōsui-in, está construido en el estilo Shinden, típico de la aristocracia Heian. El segundo piso, llamado Chōon-dō, está construido en el estilo Buke, utilizado por los samuráis. El tercer piso, Kukkyō-chō, está construido en el estilo Zen y está completamente cubierto de hojas de oro.
El Kinkaku-ji es un lugar de serenidad y belleza, donde los visitantes pueden pasear por los jardines cuidadosamente diseñados y disfrutar de la tranquilidad del entorno natural.
Con su imponente pagoda de cinco pisos, Tō-ji es un testimonio de la importancia del budismo en la historia de Kioto. Fundado en el año 796, es uno de los templos más antiguos de la ciudad y alberga una impresionante colección de estatuas budistas que representan el cosmos según el mandala.
La pagoda de Tō-ji es la más alta de Japón y es un símbolo de la ciudad de Kioto. El templo también alberga una serie de edificios históricos, incluyendo el Kondō (Sala Principal) y el Kōdō (Sala de Conferencias), que datan del período Heian.
Tō-ji es famoso por su mercado de antigüedades mensual, conocido como Tō-ji Kōbō-ichi, que se celebra el día 21 de cada mes. Este mercado atrae a miles de visitantes que buscan tesoros antiguos y artesanías tradicionales.
Este santuario sintoísta, también conocido como Gion Shrine, es famoso por ser el epicentro del Festival Gion Matsuri, uno de los más importantes de Japón. Su ubicación estratégica en el distrito de Gion lo convierte en un punto de encuentro entre la espiritualidad y la cultura tradicional.
El Festival Gion Matsuri se celebra cada año en julio y es conocido por sus desfiles de carrozas decoradas y sus eventos culturales. El santuario Yasaka-jinja es el punto de partida de estos desfiles, y durante el festival, el área se llena de puestos de comida y entretenimiento.
El santuario también es un lugar popular para las bodas tradicionales japonesas y para las ceremonias de purificación. Los visitantes pueden disfrutar de la tranquilidad del santuario y explorar los jardines circundantes, que ofrecen una vista panorámica de la ciudad.
Aunque originalmente situado en Tokio, el Tsukiji Honganji merece mención especial por su arquitectura inusual inspirada en los templos de la India. Este templo del budismo Jodo Shinshu fue reconstruido en la década de 1930 después de sufrir incendios devastadores. Su relevancia histórica le ha valido ser designado como patrimonio cultural importante por el gobierno japonés.
El Tsukiji Honganji es un ejemplo de la fusión de estilos arquitectónicos orientales y occidentales. Su fachada de estilo indio y su interior de estilo japonés crean una atmósfera única y fascinante. El templo también alberga una serie de eventos culturales y religiosos, incluyendo ceremonias de té y conciertos de música tradicional japonesa.
Explorar los templos y santuarios de Kioto no es solo una inmersión en su historia, sino también una oportunidad para conectar con el espíritu del Japón. Los jardines zen, las ceremonias del té y la arquitectura tradicional crean una atmósfera única que invita a la introspección y la contemplación.
Ya sea caminando por los senderos de bambú de Arashiyama o participando en un ritual en Fushimi Inari Taisha, cada experiencia en Kioto es un recordatorio de la belleza y la serenidad que puede ofrecer la vida.
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