Francisco Rabaneda y Cuervo, ‘aka’ Paco Rabanne, el legendario diseñador franco-español, falleció este viernes a sus 88 años, dejando así un legado de fama mundial gracias a sus característicos estilos metálicos, con una concepción vanguardista de la moda acorde a los avances tecnológicos de su tiempo.
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Detrás del nombre artístico de este perfumista y ‘couturier’ (modisto), se escondía Francisco Rabaneda y Cuervo, nacido el 18 de febrero de 1934 en la provincia española de Guipúzcoa.
Su madre, costurera jefa del taller de Cristóbal Balenciaga en San Sebastián, era una mujer vanguardista que había escandalizado a la burguesía donostiarra con su pelo corto y luciendo los vestidos sin corsé de Paul Poiret. «Fue ella quien me introdujo el gusto por la rebeldía», solía decir Paco.
Su padre, un coronel de las fuerzas republicanas, fue fusilado en 1939, lo que forzó a la familia a abandonar España y exiliarse en Francia, adonde llegaron pasando penurias, internados en campos de concentración del sudeste.
El diseño y la moda lo llevaba en las venas. Así financió sus estudios de Arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París con croquis de diseños que enviaba a las revistas de moda, dibujos de accesorios y creaciones que ya avanzaban el «estilo Rabanne»: geométrico, minimalista y depurado.
En los años 60, cuando empezó firmando como Frank Rabanne, sus accesorios hechos a mano eran vendidos a sus colegas de la alta moda francesa, desde Balenciaga hasta Givenchy, pasando por Nina Ricci o Pierre Cardin.
El momento clave de su carrera fue la presentación de su primera colección, Manifiesto, en 1966: «12 vestidos imposibles de vestir en materiales contemporáneos».
Su moda futurista dejó anonado al ‘establishment’ y en ocasiones aburrido mundo de los salones de moda.
Dos meses después volvió a revolucionar la industria con el primer espectáculo-desfile de la historia, una colección de estilismos veraniegos mostrados por las bailarinas del Cabaret Crazy Horse, conocido por su estilo ‘western’.
De esa época destacan el vestido de placas de metal que la cantante francesa Françoise Hardy hizo famoso en 1968, los exuberantes trajes que la actriz Jane Fonda lució en la película de ciencia ficción «Barbarella» (1967) o varias colecciones «todo de plástico» de 1967 y 1968.
Sus creaciones de ropa fueron completadas con una creciente colección de perfumes que hoy representa la riqueza de la marca, que está en manos de la multinacional Puig. Entre las más destacadas se encuentra el perfume 1 MILLION para hombres; y Fame, la fragancia femenina envasada en un frasco de metal con detalles alusivos a la visión «metálica» característica de Rabanne.
En una reseña del Ministerio de Cultura de España, se explica que, del 2001 a 2009, con la creación de “Ultraviolet Man”, “Black XS”, “Black XS pour Elle” y “1 Million”, la Casa Paco Rabanne marca un nuevo estilo: anticonformismo, diseño, audacia e innovación.
En 2010 recibió el Premio Nacional de Diseño de Moda del Gobierno de España.
Con una serie de éxitos anotados, Rabanne se retiró de las pasarelas en 1999, dejando la firma en un limbo por más de una década hasta que, en 2013, el diseñador francés Julien Dossena resucitó la marca para devolverla a su lugar ganado en la historia gracias a la gloriosa década de los 60.
De acuerdo con la revista ‘People with money‘, Paco Rabanne llegó a situarse entre los 10 diseñadores de moda mejor pagado de 2023, con ganancias totales estimadas en US$82 millones.
Y según el portal emprendepym, el patrimonio neto de Rabanne «se sitúa en torno a los US$300 millones».
EFE
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