El Oloroso Singular se erige como uno de los máximos exponentes del arte enológico en España, destacándose no solo por su complejidad y carácter, sino también por su profundo arraigo en la tradición vinícola andaluza. Este vino fortificado, conocido por su seductor color ámbar y sus profundos aromas, encarna la esencia de la excelencia en la producción vinícola que ha caracterizado a España durante siglos.
Con su origen en la famosa región de Jerez-Xérès-Sherry y su expansión a otras zonas vinícolas como Montilla-Moriles, el Oloroso Singular es una experiencia multisensorial que refleja el tiempo, el esfuerzo y la dedicación de generaciones de enólogos.
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Una de las características que distingue al Oloroso Singular de otros vinos es su proceso de envejecimiento oxidativo. A diferencia de otros tipos de vino, como el fino o la manzanilla, que envejecen bajo una capa de levaduras llamada «velo de flor», el Oloroso se envejece en contacto directo con el oxígeno. Este método no solo lo diferencia a nivel técnico, sino que es esencial para la creación de su complejidad aromática y de sabor.
El contacto con el aire oxida lentamente el vino, lo que permite que los compuestos presentes se concentren y transformen, resultando en un vino con una intensidad singular.
Las barricas de roble juegan un papel crucial en este proceso. Estas barricas, muchas de las cuales han sido usadas durante décadas, son fundamentales para el envejecimiento del vino, pues aportan al Oloroso una gran variedad de matices que van desde la madera y las especias hasta el caramelo y los frutos secos. Con el paso de los años, el vino adquiere una mayor graduación alcohólica y una riqueza en su perfil organoléptico, que lo convierten en una verdadera joya enológica.
Este proceso de envejecimiento oxidativo también conlleva la aparición de compuestos como los aldehídos, que son responsables del distintivo aroma del Oloroso, rico en notas de nueces y caramelo. Además, la evaporación lenta del agua a través de las paredes de la barrica aumenta la concentración de alcohol y azúcares, dando lugar a un vino con una graduación alcohólica que suele oscilar entre el 17 % y el 22 %.
El Oloroso Singular es el reflejo del terroir en el que nace. La región de Jerez, situada en el sur de Andalucía, goza de un clima mediterráneo cálido y seco, con inviernos suaves y veranos calurosos. Estas condiciones climáticas, combinadas con los suelos albariza —ricos en calcio y carbonato de calcio—, crean el entorno ideal para el cultivo de uvas de alta calidad, como la Palomino Fino, que es la variedad predominante en la producción del Oloroso.
Por otro lado, la vendimia en la región de Jerez es un proceso meticuloso. Las uvas se cosechan a mano, y solo se seleccionan aquellas que alcanzan el nivel óptimo de maduración. Esta dedicación a la calidad es un reflejo de la profunda conexión entre los viticultores y la tierra, una relación que se ha cultivado durante siglos y que sigue siendo fundamental en la producción de vinos de excelencia como el Oloroso Singular.
El reconocimiento internacional del Oloroso Singular no es casualidad, sino el resultado de años de perfeccionamiento y dedicación por parte de los productores españoles. En 2023, este vino fue galardonado con el prestigioso premio al «Mejor Vino Fortificado» en la competición International Wine Challenge, uno de los certámenes más rigurosos y respetados en el mundo del vino.
Su enfoque en la innovación dentro del marco de la tradición ha permitido que el Oloroso continúe evolucionando y destacándose en un mercado global cada vez más competitivo.
El Oloroso Singular ha experimentado un resurgimiento en popularidad en las últimas décadas, gracias a la creciente apreciación por los vinos generosos en los mercados internacionales. En países como el Reino Unido, Estados Unidos y Japón, el Oloroso ha ganado adeptos tanto entre los consumidores más jóvenes como entre los conocedores experimentados.
Su perfil de sabor único, junto con su historia rica y su proceso de elaboración artesanal, lo han convertido en un vino de culto para muchos aficionados.
La capacidad del Oloroso para envejecer durante décadas sin perder su calidad es otra de las razones por las que este vino es tan valorado. De hecho, algunos de los Olorosos más antiguos, con 30, 40 o incluso 50 años de envejecimiento, alcanzan precios elevados en subastas internacionales, posicionándose como verdaderas piezas de colección.
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