Elizabeth Taylor y el diamante que cautivó al mundo - Revista Mercado

Elizabeth Taylor y el diamante que cautivó al mundo

Por | diciembre 30, 2024

El diamante Taylor-Burton es una de las joyas más emblemáticas del mundo, no solo por su deslumbrante tamaño y perfección, sino también por el drama y la fascinación que rodean su historia. Adquirido por el actor Richard Burton para su esposa, la icónica actriz Elizabeth Taylor, este diamante ha dejado una huella imborrable en el mundo de la alta joyería y las celebridades.

En 1966, en la legendaria mina Premier de Sudáfrica, se encontró un diamante en bruto de 240,80 quilates. Esta mina, famosa por ser la fuente de algunos de los diamantes más impresionantes de la historia, produjo una piedra que pronto captaría la atención del mundo entero.

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El reconocido joyero de Nueva York, Harry Winston, tuvo la tarea de transformar esta piedra monumental. Tras un delicado proceso de corte y talla, Winston logró dividir el diamante en dos piezas principales, de las cuales el Taylor-Burton, con un peso final de 69,42 quilates (13,884 gramos), se convirtió en la más grande y notable.

La forma de pera y su claridad inmaculada lo posicionaron como una de las gemas más codiciadas de su época.

La subasta y la adquisición por los Burton

En 1969, el diamante fue puesto en subasta por la casa Parke-Bernet Galleries. Cartier, la prestigiosa firma de joyería, logró adjudicarse la gema por la suma récord de 1,050,000 dólares. Sin embargo, Richard Burton, determinado a regalar a Elizabeth Taylor una pieza que igualara su amor y estatus, negoció posteriormente la compra directamente con Cartier, pagando una suma adicional para asegurarse de obtener el diamante.

El glamour de Elizabeth Taylor y el diamante

Elizabeth Taylor no tardó en convertir el diamante en una pieza central de su legendaria colección. Aunque inicialmente estaba montado en un anillo de platino flanqueado por dos diamantes más pequeños, Taylor lo consideró demasiado pesado para usarlo en el dedo. Optó por encargar un collar personalizado con un costo de 80,000 dólares, diseñado para realzar la piedra y al mismo tiempo cubrir una cicatriz de traqueotomía que tenía desde 1961.

El Taylor-Burton hizo su debut público en el glamuroso escenario del cumpleaños número cuarenta de la princesa Grace de Mónaco, y también brilló durante la ceremonia de los premios Óscar de 1970. Con cada aparición, Taylor consolidó el estatus del diamante como un símbolo de lujo y poder.

El legado después de Taylor y Burton

La relación entre Richard Burton y Elizabeth Taylor fue tan apasionada como tumultuosa. Se casaron dos veces, en 1964 y 1975, y sus divorcios fueron igual de mediáticos. En 1979, después de sus separaciones, Elizabeth Taylor decidió vender el diamante, destinando las ganancias a la construcción de un hospital en Botsuana, un gesto que reflejó su generosidad y compromiso con las causas humanitarias.

El nuevo propietario fue el joyero Harry Lambert, quien luego vendió la gema al magnate Robert Mouawad. Este coleccionista de fama mundial agregó el Taylor-Burton a su extraordinaria colección de joyas, donde permanece hasta la actualidad, protegido del ojo público pero inmortalizado por su rica historia.

Un análisis detallado del diamante

El Taylor-Burton es un diamante tipo IIa, considerado uno de los tipos más puros químicamente y con una claridad excepcional. Su forma de pera, resultado de un corte meticuloso, refleja la luz de manera espectacular, lo que le confiere un brillo inigualable. La montura del collar personalizado complementaba su esplendor, con un diseño que equilibraba elegancia y funcionalidad.

Más allá de su tamaño, el diamante se destacó por su simbolismo. Para Richard Burton, era un reflejo de su amor por Taylor y su deseo de obsequiarle lo mejor. Para Elizabeth Taylor, era una extensión de su personalidad vibrante y glamorosa, una joya que capturaba la atención y contaba una historia de pasión, generosidad y extravagancia.

Otras piezas icónicas

Richard Burton y Elizabeth Taylor simbolizaron el esplendor de la época dorada de Hollywood. Su relación, llena de altibajos, también fue un reflejo de su amor por las grandes gestas. Burton también regaló a Taylor otras piezas icónicas, como el diamante Krupp, que se convirtió en una de las joyas favoritas de la actriz.

 

Por su parte, Taylor era una amante de las joyas que veía en cada pieza una expresión de arte y pasión. Su colección incluía piezas con historias fascinantes, y el Taylor-Burton se destacó como una de las más memorables.

El Eterno Fascinante de las Joyas Históricas

Hoy, el diamante Taylor-Burton sigue siendo una de las joyas más legendarias del mundo, no solo por su valor material, sino por la narrativa que lo rodea. Representa un momento en el tiempo donde el lujo, las celebridades y la pasión por las joyas convergieron para crear un legado inolvidable. Cada faceta de esta piedra brilla con historias de amor, extravagancia y glamour, asegurando su lugar en la historia como una joya realmente única.

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