¿Quién no recuerda a la icónica Princesa Diana luciendo joyas que se convertían en titulares?
Una de sus piezas más emblemáticas, la Cruz de Attallah, ha vuelto a acaparar los focos, esta vez en el cuello de una estrella de la actualidad. Esta joya, un colgante de amatistas y diamantes, ha pasado de ser un accesorio de la realeza británica a un objeto de deseo para las celebridades más influyentes del mundo. Su historia es tan fascinante como su diseño.
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La Cruz de Attallah nació en los años 1920, creada por la prestigiosa casa de joyería Garrard. Diseñada con un estilo floral y con un peso de 5,25 quilates, combina amatistas cuadradas de intenso color violeta con brillantes diamantes circulares, logrando una estética atemporal. Más allá de su impecable diseño, lo que verdaderamente distingue a esta joya es su vínculo con Diana.
La Princesa Diana, conocida por su estilo elegante y su carisma, utilizó la Cruz de Attallah en varias ocasiones durante la década de 1980. La más notable fue en una gala benéfica en 1987, donde combinó la cruz con un vestido de terciopelo negro y morado diseñado por Catherine Walker.
Este evento marcó un momento significativo en la vida de Diana, ya que la joya simbolizaba su creciente confianza y su capacidad para desafiar las normas tradicionales de la realeza. La amatista, una piedra preciosa de color púrpura, ha sido históricamente asociada con la realeza y el poder espiritual.
La elección de Diana de usar esta joya reflejaba su estatus y su deseo de proyectar una imagen de fortaleza y seguridad en sí misma.
Con el paso del tiempo, el valor de la Cruz de Attallah ha aumentado de forma notable. En una subasta organizada por Sotheby’s, la joya fue inicialmente valorada entre 80,000 y 120,000 libras esterlinas. Sin embargo, la fascinación perpetua por la Princesa Diana y su legado han hecho que los expertos estimen su valor en más de 500,000 euros. Este ascenso también responde a la calidad de las piedras preciosas que la componen.
Las amatistas, dependiendo de su claridad, color y tamaño, pueden alcanzar precios de cientos de dólares por quilate, mientras que los diamantes de la cruz elevan su exclusividad.
El impacto de Diana en la moda y la cultura popular es innegable. Su estilo ha influido en diseñadores y fashionistas de todo el mundo, y su legado sigue siendo una fuente de inspiración para muchos. La Cruz de Attallah, con su historia y su belleza, es un recordatorio tangible de este legado.
La joya no solo es un accesorio elegante, sino también un símbolo del poder de la moda para contar historias y conectar a las personas a través del tiempo.
Esta histórica joya encontró un nuevo hogar en el cofre de tesoros de Kim Kardashian, quien pagó una suma considerable por ella. Su adquisición desató un intenso debate en redes sociales. Mientras algunos aplaudieron su interés por preservar piezas históricas, otros cuestionaron si Kardashian era la persona indicada para portar un accesorio tan cargado de significado.
Este no es el primer gesto de la estrella hacia piezas icónicas; anteriormente, llevó el legendario vestido de Marilyn Monroe a la gala del MET, lo que generó críticas y admiración a partes iguales. La Cruz de Attallah, sin duda, se suma a la lista de objetos históricos que Kardashian ha convertido en tendencia.
La joya también ha sido envuelta en cierto aire de misterio. Aunque Diana se destacó por lucirla con su característico carisma, nunca tuvo la oportunidad de volver a usarla, y ninguna otra mujer de la familia real la llevó después de ella. Este hecho ha alimentado rumores de maldiciones y especulaciones, pero nada de eso ha detenido su magnetismo.
En ese contexto, la Cruz de Attallah no es solo una joya, es un recordatorio tangible del impacto de Diana en la moda y en la cultura popular. Con su elección de accesorios, la princesa logró equilibrar tradición y modernidad, dejando una huella que trasciende generaciones. Hoy, esta pieza sigue inspirando a admiradores y coleccionistas, consolidando su lugar como un símbolo del eterno legado de la Princesa de Gales.
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