En un fallo que podría sentar un precedente en la regulación de las grandes tecnológicas, la Autorité de la Concurrence de Francia impuso una multa de 150 millones de euros (162 millones de dólares) a Apple Inc. por abusar de su posición dominante en el ecosistema de publicidad digital dentro de sus sistemas operativos iOS e iPadOS.
Esta decisión marca un nuevo capítulo en el enfrentamiento entre los reguladores europeos y la empresa de Cupertino, acusada de implementar políticas que perjudican a los anunciantes y desarrolladores de aplicaciones bajo el pretexto de proteger la privacidad de los usuarios.
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El caso gira en torno al App Tracking Transparency (ATT), un mecanismo introducido por Apple en 2021 que obliga a las aplicaciones a solicitar permiso explícito a los usuarios antes de rastrear su actividad para fines publicitarios.
Aunque la compañía defendió esta herramienta como un avance en la protección de datos, la autoridad francesa determinó que su implementación fue «abusiva» y «desproporcionada», generando barreras artificiales para los competidores.
Según el regulador, el sistema ATT no cumple plenamente con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea, ya que impone múltiples ventanas emergentes y procesos engorrosos a los desarrolladores, mientras que Apple mantiene condiciones más favorables para sus propios servicios publicitarios. Esta asimetría, según la investigación, distorsiona la competencia y perjudica a las empresas que dependen de la publicidad personalizada para financiarse.
Apple expresó su «decepción» con el fallo en un comunicado, argumentando que el ATT fue diseñado para «dar a los usuarios un control claro y sencillo sobre su privacidad». La compañía insistió en que el marco es «equitativo para todos los desarrolladores» y que el regulador no ha solicitado modificaciones específicas. Sin embargo, las asociaciones de anunciantes que impulsaron la denuncia celebraron la decisión y exigieron a Apple que «suspenda inmediatamente» el sistema y lo reformule.
La multa no solo tiene implicaciones financieras, sino también reputacionales: Apple deberá publicar un resumen de la sanción en su sitio web durante siete días, una medida que busca aumentar la transparencia y disuadir futuras prácticas anticompetitivas.
Francia no es el único país que está investigando a Apple por posibles abusos en el mercado de la publicidad digital. Alemania, Italia, Polonia y Rumanía también tienen pesquisas en curso, lo que sugiere que la presión regulatoria en Europa podría intensificarse en los próximos meses.
Esta tendencia refleja una postura más agresiva de las autoridades europeas frente al poder de las grandes tecnológicas, especialmente en áreas como la privacidad, la competencia y el control del ecosistema digital.
Además, la decisión francesa podría reavivar tensiones transatlánticas en materia comercial. Aunque el gobierno de Joe Biden no ha reaccionado oficialmente, existe el antecedente de la administración Trump, que amenazó con imponer aranceles retaliatorios ante sanciones consideradas «desproporcionadas» contra empresas estadounidenses.
La publicidad móvil es un sector clave para la economía digital, y el ATT de Apple ha tenido un efecto disruptivo desde su lanzamiento. Estudios indican que muchas aplicaciones perdieron hasta un 40 % de sus ingresos por publicidad al verse limitadas en el rastreo de usuarios. Mientras tanto, Apple ha fortalecido su propio servicio, Apple Search Ads, que no está sujeto a las mismas restricciones, lo que ha generado acusaciones de auto-preferencia.
La sanción francesa podría impulsar cambios en la política de privacidad de Apple, aunque la compañía ha mostrado resistencia a ceder en este aspecto. Si otros países adoptan medidas similares, la presión podría obligar a un rediseño del ATT o a compensaciones para los afectados.
Este caso subraya el dilema entre privacidad y competencia. Mientras Apple defiende su postura como un defensor de los usuarios, los reguladores europeos ven una estrategia para consolidar su dominio en el mercado. La multa francesa no solo es un golpe financiero, sino también un mensaje claro: las grandes tecnológicas deben equilibrar la innovación con prácticas justas, so pena de enfrentar sanciones cada vez más severas.
Con investigaciones en marcha en varios países y una posible reacción política desde Washington, el conflicto entre Apple y los reguladores está lejos de terminar. Lo que está en juego no es solo una multa millonaria, sino el futuro de la publicidad digital y el equilibrio de poder en la era de la economía de los datos.
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