El mundo del deporte está en plena cuenta atrás. A menos de 8 meses para que comiencen los Juegos Olímpicos de París 2024, el discurso optimista de los organizadores convive con algunas dudas. Si bien la ciudad ha visto avances significativos durante 2023, todavía no se han zanjado todas las incógnitas que arrastra el ambicioso proyecto.
Con la ceremonia inaugural del 26 de julio cada vez más cerca, las obras de la Villa Olímpica están prácticamente finalizadas y el complejo será entregado a finales de febrero. También la construcción o modernización de recintos deportivos. Además, ya se han vendido 7.6 millones de entradas.
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«Todo estará listo para acoger a los mejores deportistas del mundo», señaló recientemente el presidente del comité organizador, Tony Estanguet, triple medallista olímpico en piragüismo.
Sin embargo, fuera de las pistas y los recintos, algunos elementos no están tan claros y en otros hay incluso fuertes disputas políticas o descontento ciudadano.
Es la gran preocupación de las autoridades francesas, especialmente por la insólita ceremonia inaugural, con el desfile de las delegaciones a bordo de barcos a lo largo de seis kilómetros del Sena. En torno a medio millón de personas asistirán a esa espectacular ceremonia, y la seguridad trae de cabeza a las autoridades.
El espacio aéreo de París estará cerrado en un perímetro de 150 kilómetros y los dos aeropuertos de la capital suspenderán temporalmente las operaciones ese día.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, desveló la pasada semana que hay «planes B», en caso de «amenaza potencial» contra la ceremonia inaugural, pero sin ofrecer más detalles.
Además del refuerzo a los cuerpos policiales, unos 15,000 soldados participarán en el dispositivo, 10,000 de ellos en París, de los que 5,000 se alojarán en un gigantesco campamento de carpas en el parque de Reuilly.
Otro elemento clave de la seguridad será la protección frente a los pequeños delincuentes tras el desastre de la final de la Liga de Campeones de la UEFA en 2022. Las autoridades parecen haberse redimido con el buen desarrollo del Mundial de Rugby de este año y proclaman que la delincuencia ha bajado en los últimos meses.
Los famosos libreros de las orillas del Sena serán una víctima colateral. Unos 160 de los tradicionales 230 puestos de madera pintada de verde serán retirados temporalmente por motivos de seguridad a pesar de las protestas del gremio.
El plan de transportes es uno de los puntos más conflictivos. La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, generó polémica al advertir a finales de noviembre de que no habrá suficientes metros ni trenes de cercanías en ciertos puntos. «No se estará listo», alertó.
Con unos 15 millones de espectadores previstos a las pruebas olímpicas, más los habitantes de París y su región, la red estará al límite.
El Gobierno regional (del que depende el transporte público y que está en manos conservadoras) y el Ejecutivo central (liberal) acusaron a Hidalgo de alarmismo. De fondo, la rivalidad política.
El plan para el tránsito rodado es otro foco de atención. La Prefectura (delegación del Gobierno) presentó un mapa con cuatro colores para delimitar zonas libres y prohibidas, pasando por dos grados de restricciones crecientes.
Los parisinos, que ya sufren un tráfico extremadamente denso, temen que circular por la ciudad y los alrededores durante los Juegos se convierta en una pesadilla.
El Comité Olímpico Internacional (COI) aprobó el 8 de diciembre las «estrictas condiciones de elegibilidad» para la participación de los deportistas rusos y bielorrusos, bajo bandera neutra y sólo en pruebas individuales, nunca en las de equipo.
Esa posibilidad enfada a Ucrania y a algunos de los países que más le apoyan. El COI tendrá siempre la última palabra sobre la inscripción. Sea cual sea el resultado, habrá profundos descontentos.
Limpiar el río para que puedan disputarse las pruebas de natación de larga distancia y del triatlón, y que las aguas puedan ser aptas al baño para los parisinos, busca ser uno de los legados de estos Juegos.
Las pruebas de la Copa del Mundo de agosto se suspendieron por contaminación, pero la organización confía en que el final de varias obras, como una gigantesca cisterna de almacenamiento de aguas de lluvia junto a la estación de Austerlitz, permita finalmente limpiar el río.
Los precios de los hoteles y apartamentos turísticos se han multiplicado por tres en las fechas de los Juegos. El precio medio de una habitación de hotel alcanzó los US$770 por noche, denunció ya en noviembre la Oficina de Turismo y de Congresos de París, que ha pedido contención. Por ahora, sin éxito.
Además, el Ayuntamiento de París ha incrementado medidas y controles contra el abuso o las irregularidades en el alquiler de apartamentos turísticos.
Las personas sin techo que viven en las calles de París, más numerosas en verano, han sido otro objetivo de las autoridades, que han comenzado a trasladar a algunos a otras zonas de Francia, entre las protestas de varias ONG.
Ante las acusaciones de aporofobia, la Prefectura en la región parisina aseguró el pasado día 21 que «no se trata de una limpieza social» y que no tiene ningún «objetivo de cero sin techo» en la capital.
«Forzosamente habrá molestias y efectos (negativos), pero intentamos minimizarlas en la mayor medida», asegura Estanguet.
Reportaje de la agencia de noticias EFE
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