Retener el talento es uno de los grandes retos de las organizaciones. En este escenario, según un estudio de la consultora de recursos humanos Ranstad el 77 % de los empleados dan importancia a los valores de su empresa, y el 42 % no aceptaría un trabajo de una compañía cuyos valores no comparta. Además, el 54 % renunciaría a su puesto si no se siente realizado. Cuestiones que apelan directamente a dos conceptos: la cultura y el clima de empresa.
La cultura y el clima organizacional, y su impacto en la rentabilidad de una empresa, forman parte de la agenda de temas de la revista especial y los eventos de Mejores Empresas para Trabajar 2023, que tendrán lugar los días 18 de julio (Santiago de los caballeros) y 20 de julio (Santo Domingo), organizados por Mercado Events.
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En ocasiones, utilizamos cultura y clima como sinónimos. Sin embargo, ponen el foco en realidades distintas. Resulta interesante entender sus diferencias para reconocer cuál debemos reforzar (en caso de que alguno no sea el adecuado), cómo hacerlo y cuál debe ser su relación con la estrategia global de nuestra empresa.
Es la forma de hacer las cosas que tiene una empresa. Es el cómo, los hechos, y por tanto, lo que define qué es la empresa. Se trata de un concepto estable, marcado por los valores, la relación interna de poder, el modelo de organización o la filosofía de trabajo, entre otros.
La cultura tiene una influencia directa en el desempeño de los empleados y, por tanto, en los resultados de la compañía. Afecta a cómo los trabajadores se relacionan entre sí y con sus superiores. Esta relación puede impulsar consecuencias positivas o puede limitar la labor de trabajadores y líderes por diversos motivos:
Todos estos factores, sumados a los propios valores de la compañía, son el motivo que determina cómo una persona se siente dentro de la empresa. Es decir, afectan directamente a su motivación y, por tanto, a su desempeño y sus ganas de continuar implicado en un proyecto.
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Además, la cultura se proyecta hacia fuera, lo que supone que el consumidor puede percibirla (en ocasiones, atinadamente y en otras, de forma distorsionada). Por ejemplo, si una compañía tiene dentro de sus valores la sostenibilidad o la creatividad, eso se trasladará a sus usuarios, que podrán sentirse más o menos conectados con su forma de hacer las cosas.
En definitiva, como señaló el exCEO de IBM Lou Gerstner, «la cultura empresarial no es parte del juego; es el juego».
El clima es un aspecto más temporal, definido por cómo se siente el empleado trabajando para la empresa en ese momento. No está tan arraigado como la cultura, y en el fondo, depende de ella. Es la cultura la que termina marcando el clima. También lo hacen los estilos de los liderazgos que en ese momento llevan el timón de la organización.
Existen diversos elementos que pueden impulsar un clima positivo y motivante o, por el contrario, generar una atmósfera pesada y tensa:
Son factores que también influyen en la motivación o el rendimiento de los empleados.
En ocasiones, cuando una empresa no está cumpliendo sus objetivos, no es sencillo precisar dónde está la raíz del problema. Es decir, si falla el talento, los recursos, si las metas son poco realistas o si estamos ante un problema de cultura o clima. Ser precisos en el diagnóstico es clave para tomar las decisiones correctas.
Los síntomas que pueden denotar que la cultura empresarial ya no es eficaz son diversos. En un escenario de constante innovación y evolución, una señal de alerta puede ser la poca flexibilidad para adaptarse a los cambios. También una reducida productividad, una falta de capacidad para retener talento, o la poca efectividad de una nueva estrategia de negocio.
Si una organización presenta estos síntomas, debe reestudiar su cultura. Se trata de un proceso arduo, en ocasiones doloroso, ya que la cultura es un valor intrínseco a la empresa; se asemeja a pedirle a una persona que cambie su manera de ser, su carácter.
Estos son algunos pasos necesarios:
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Si detectamos que el rendimiento de los empleados no es el adecuado, si percibimos que la comunicación interna no fluye o si observamos que el contacto con los clientes o proveedores no es el que deseamos, podemos estar ante un problema de clima empresarial. Estas acciones pueden ayudarnos a resolverlo:
Un cultura y un clima de empresa adecuados son básicos para una organización. Dos aspectos diferentes, que afectan de forma distinta a la motivación y la productividad, y cuya gestión es vital para alcanzar la productividad y rentabilidad.
Borja Santamaría
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