¿Quiere colocarse una soga al cuello? Acepte ser garante de alguien. Si tomar un préstamo es comprometedor, pruebe a hacerse responsable de que otra persona pague su préstamo, no hay mayor disparador de la presión arterial.
Le recomiendo que no lo haga para nadie, o bueno, casi nadie, porque ciertamente algunas personas entre nuestra familia o amigos son lo suficientemente excepcionales como para aceptar el compromiso. Perdónenme que me ponga bíblico, pero bien lo dice Proverbios 11:15, cuando cita “Ciertamente sufrirá el que sale fiador por un extraño, pero el que odia salir fiador está seguro” (La Biblia de las Américas).
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Pese a que la sabiduría milenaria desaconseja contra esto, son comunes los que alegremente firman por quien sea, sin entender a veces las consecuencias de los compromisos que están adquiriendo.
Ahora bien, me dirás, “Carlos Arturo, a veces uno tiene que ayudar a alguien”. Sí, es cierto. Otros me dirán, “Ya tengo la soga al cuello, ¿qué hago?”. El sufrido garante. Ese personaje sobre el cual se sustenta el sistema financiero para disminuir su nivel de riesgo. El fiador tiene poder y debe aprender a usarlo. ¿Cómo? Ya verán. ¡Síganme los buenos!
Tres tips para el garante
Cuando seas garante, debe ser de una persona muy cercana, que tú sepas que no se va a ir en yola a Puerto Rico en un momento dado. Alguien sobre el cual tengas cierto control emocional. La familia muy cercana y amigos de “toda una vida” son quienes deben tener el privilegio de que tú asumas un compromiso tan importante.
Verifica que realmente esa persona puede pagar ese préstamo que tú le está garantizando con tu firma y tu paz mental. Al ser garante de alguien, adquieres el derecho a, por decirlo así, auditar la vida económica de esa persona. Es decir, tienes el derecho de preguntarle si está pagando ese préstamo, y si se atrasó, quedas autorizado a preguntarle por qué se fue de viaje a Miami en vez de pagar su cuota.
Haz que firme un papel declarando que lo puedes embargar en caso de que no cumpla con el compromiso financiero que tienen en común. Así tendrás algo con qué pagar tu nueva deuda.
Tienes que saber que una vez tu garantizado falla, tendrás que pagar el capital, los intereses, los cargos por mora y los gastos legales que acarrean un empréstito fallido, lo peor, por un bien que no disfrutaste.
Toma en cuenta también, que según el Código Civil, tus hijos heredan tanto tus activos, como tus pasivos, prestarte como garante expone a tu familia a un compromiso cuyos beneficios no los viste ni siquiera tú.
¿Tienes alguna historia triste como garante? ¿O por el contrario has sido fiador de personas responsables? Queremos saber de ti. Deja tus comentarios en @revistamercado. Disfruta del fin de semana y lee antes de firmar.
Carlos Arturo Guisarre
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