Zip2, la primera empresa del (entonces) emprendedor en serie, Elon Musk, se vendió por US$307 millones en 1999, lo que le valió al sudafricano US$22 millones por su participación del 7 % en la empresa cuando solo tenía 27 años. Para la mayoría de las personas, ese sería un punto de celebración y un momento culminante de su vida, pero el empresario recuerda la experiencia con frustración y decepción: quería aprovechar todo el potencial de Internet, pero lo ‘único’ que hizo fue enriquecerse.
La historia comienza en 1995 cuando Internet era un pequeño bache en el radar de las tecnologías emergentes. Muy pocos emprendedores vieron el potencial de esta innovación y cuánto valor podía proporcionar. Claro, Musk fue uno de esos visionarios.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
Así, el actual hombre mas rico del mundo trataría de convencer a las empresas minoristas físicas, restaurantes, salones de belleza y otras empresas que regularmente visitaba para que aumentaran su presencia en Internet y se dieran a conocer en todo el mundo en su nueva plataforma. Algo similar a TripAdvisor combinado con un servicio de mapas que indicara el destino del negocio. Un adelantado a su tiempo. Así, junto a su hermano, crean Zip2.
Sin embargo, las pequeñas empresas no entendieron la relevancia de Internet y no consideraron que la presencia en línea de su negocio tuviera un valor agregado, ni mucho menos tener su propio sitio web. De esta manera, las cosas fueron difíciles al principio para Musk y su hermano. Recibieron muchos rechazos. Los más amables declararon que Internet era “la cosa más tonta de la que jamás habían oído hablar”.
Pero cuando hay personas tocadas por una varita mágica, las malas rachas se transforman en oportunidades. Mohr Davidow Ventures, la firma de capital de riesgo, invirtió en la puesta en marcha de la emergente compañía. Fueron US$3 millones de financiamiento con la condición de que Musk entregara la mayoría de sus acciones y cediera el control operativo a un experimentado ejecutivo tecnológico llamado Rich Sorkin. Musk fue degradado a director de tecnología y, como era de esperar, odiaba ver a otra persona dirigiendo su propio negocio.
Esto puso nervioso a Elon. Después de todo, fue un programador autodidacta. Sin embargo, Mohr Davidow también aportó una estructura más refinada y delineó objetivos más realistas. Aún así, Musk no siempre estuvo de acuerdo con los cambios y a menudo reescribía el código de programación sin informar los cambios realizados.
Su falta de delicadeza definitivamente afectó sus relaciones laborales en Zip2, pero sobre todo con Sorkin, a quien Musk acusó de administrar mal la empresa. Aunque el dinero proveniente de los socios había hecho que el proyecto fuera muy rentable, el sudafricano sintió que la estrategia de Sorkin había comprometido el potencial de la empresa para llegar directamente a los consumidores.
Para Musk, estaban ayudando a la vieja guardia a defenderse de la invasión de Internet, en lugar de hacer que la red fuera más emocionante e impactante para los usuarios.
En 1998, tres años después de que Musk llegara a Silicon Valley, Sorkin intentó fusionar Zip2 con CitySearch, un servicio comparable con un alcance más nacional. Musk accedió al trato inicialmente, pero luego se rebeló. Organizó un golpe para expulsar a Sorkin y conseguir el puesto de director ejecutivo. El plan funcionó y Sorkin abandonó, pero Musk fracasó rápidamente cuando la junta directiva de Zip2 se dio la vuelta y vendió la compañía a Compaq por US$307 millones, que estaba tratando de reforzar su portal web AltaVista. Sin dudarlo, la junta aceptó la oferta. Musk ni siquiera consideró quedarse, la suerte de Zip2 estaba echada.
El ahora magnate suele decir que nunca esperó que ninguna de sus empresas tuviera éxito, incluida Zip2. Pero, como muchos otros empresarios de Silicon Valley, su voluntad de asumir riesgos es un motivo de orgullo importante. Para repetir uno de sus dichos más citados, “el fracaso es una opción. Si las cosas no están fallando, no estás innovando lo suficiente”.
Aun así, el fracaso no es dulce. En una ceremonia de premiación en 2011, Musk habló brevemente sobre su tiempo en Zip2, en un tono de autorreproche. “Era muy ingenuo y mucho más estúpido de lo que soy ahora. Desearía poder regresar y darme una bofetada en la cara”. Agregó: “Estaba tratando de compensar mis errores trabajando muy, muy duro”. Musk no aclaró a qué errores se refería, pero en la biografía escrita por Ashlee Vance compartió algunos de sus arrepentimientos sobre su estilo de liderazgo y comunicación deficiente.
Independientemente de las lecciones, Zip2 le dio a Musk todo lo que necesitaba para comenzar su próxima empresa: el capital financiero, pero lo que es más importante, la sensación frustrada de decepción por cómo habían funcionado las cosas y un deseo urgente de hacerlo mejor la próxima vez. Musk tomó su parte de la venta y se compró una nueva casa y un McLaren F1, el automóvil más rápido del mundo en ese momento y un símbolo decente para el enfoque de vida de Musk. Lo demás lo invirtió en su próxima empresa, X.com, que finalmente se convirtió en PayPal.
El resto de la historia ya es conocida. Hoy el es hombre más rico del mundo gracias a sus empresas Tesla, Space X, Neuralink, The Boring Company y a su reciente adquisición: Twitter.
Rodrigo Muñoz G.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.