El presidente Donald Trump ha vuelto a ocupar titulares con una medida que podría transformar el panorama del comercio internacional. A partir del 2 de abril, se aplicará un arancel del 25 % a todos los países que compren petróleo o gas de Venezuela y que, a la vez, mantengan relaciones comerciales con Estados Unidos.
Con este anuncio, los aranceles de Trump se convierten en un nuevo factor de tensión global. Esta política comercial busca presionar indirectamente a los aliados de Caracas, afectando a naciones que dependen de su energía. Sin embargo, también podría tener consecuencias imprevistas para los mercados energéticos y las relaciones diplomáticas de Washington.
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Trump comunicó la medida a través de Truth Social, su plataforma digital. Según explicó, el arancel responde al presunto envío intencional de criminales desde Venezuela hacia territorio estadounidense. En sus palabras, se trataría de «decenas de miles de delincuentes de alto nivel».
Uno de los grupos mencionados fue el Tren de Aragua, una banda criminal que ha sido clasificada como organización terrorista. Trump aseguró que están trabajando para deportar a sus integrantes de regreso a Venezuela, aunque reconoció que es un proceso complejo.
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En este contexto, el comercio internacional podría experimentar un cambio significativo. Países que dependen del petróleo de Venezuela deberán repensar sus relaciones tanto con Caracas como con Washington. El nuevo arancel no se limita a sancionar a Venezuela directamente, sino que apunta a crear un efecto dominó que desincentive cualquier vínculo energético con el país sudamericano.
Además, Trump acusó a Venezuela de mantener una «actitud hostil» hacia Estados Unidos. Según sus declaraciones, el régimen de Nicolás Maduro amenaza las libertades que, en su opinión, representa la nación norteamericana. Esta narrativa fortalece la visión de Trump de cara a su posible regreso a la Casa Blanca.
Cabe destacar que estas medidas podrían generar reacciones desde múltiples frentes. Por un lado, los países aliados de Venezuela tendrán que calcular si pueden asumir el impacto económico del arancel. Por otro lado, los mercados energéticos internacionales podrían encarecerse, afectando la oferta global de crudo.
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El petróleo de Venezuela, aunque limitado por sanciones, sigue siendo atractivo para ciertos países por su bajo costo. Sin embargo, con este arancel, ese beneficio podría desaparecer si el país importador también comercia con Estados Unidos. Esto obligaría a buscar alternativas energéticas, probablemente más costosas o políticamente delicadas.
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