El mundo rico tiene un déficit de sueño. El adulto estadounidense promedio duerme casi dos horas menos que sus bisabuelos. Más de un tercio de los estadounidenses reciben menos de siete horas de sueño por noche. La fatiga resultante se ha relacionado con la enfermedad de Alzheimer, la hipertensión y otras dolencias, lo que puede costar a la economía de Estados Unidos hasta 400,000 millones de dólares al año, según un estudio reseñado por The Economist.
El consumo de alcohol y cafeína son en parte culpables, al igual que la exposición a las pantallas de teléfonos y computadoras. Las nuevas tecnologías están provocando nuevos trastornos del sueño. Varios estudios afirman que utilizar los dispositivos móviles antes de ir a la cama afecta negativamente al sueño y nos deja adormilados al día siguiente.
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Parte de la culpa de este efecto la tiene la luz de onda corta que emiten estos dispositivos. ¿Cómo es eso? Pues de no ser capaz de cortar con WhatsApp, Twitter o Facebook ni para ir a dormir, ya es desde hace algún tiempo, motivo de consulta como uno de los trastornos del sueño principales. Irónicamente, la gente está recurriendo a algunos de esos mismos dispositivos en busca de ayuda.
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Los pequeños sensores ahora se integran más fácilmente en dispositivos portátiles para observar a los usuarios durante la noche. Los gigantes de la electrónica de consumo como Google, Samsung y Huawei ofrecen tecnología relacionada con el sueño en sus dispositivos. Apple, a través de Beddit, un fabricante finlandés de sensores adquirido en 2017, ha incorporado funcionalidades de sueño en sus nuevos relojes inteligentes.
También puede hacer perder el sueño a sus accionistas; las personas pueden aburrirse de los dispositivos portátiles y frustrarse cuando las mejoras promocionadas no se materializan.
Según una encuesta realizada el año pasado por la consultora Rock Health Advisory, casi el 40% de los usuarios de wearables para dormir abandonaron sus dispositivos, principalmente porque no tenían el efecto soporífero deseado. Kokoon, Oura y Eight Sleep han introducido recientemente modelos de membresía para tratar de mantener a las personas actualizando sus dispositivos.
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Más sofisticado aún es Dreem, el dispositivo que se presentó en el CES 2019. Se trata de una cinta que se coloca en la cabeza y que recoge datos sobre el periodo de sueño a través del registro de las ondas cerebrales, la respiración, el movimiento y el pulso.
Lámparas y almohadillas especiales que monitorean el sueño, movimiento o ritmo cardíaco como el Aura de Whitenings; ayudantes de la inducción del sueño en base a ejercicios respiratorios, como Dodow; anillos monitores de sueño, como Motiv; sensores de respiración, como el 2Breathe; almohadas inteligentes, algunas aclimatadas como Moona e incluso las hay “musicalizadas”, como Soundasleep; antifaces inteligentes, con salidas de sol automatizadas como Illumy han aparecido en la última década y demuestran el interés de los usuarios por mejorar su descanso.
Este artículo fue publicado en nuestra edición mayo 2022 de revista Mercado.
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