Elon Musk sonríe cuando levanta la mirada y la dirige al espacio exterior. Pero cuando devuelve la mirada al planeta Tierra, al mundanal suelo, su mueca se tuerce. El magnate sudafricano navega entre dos mundos, marcados por sus dos grandes proyectos: SpaceX, que despega con fuerza, y Tesla, que no consigue frenar su caída.
Con cerca de una treintena de lanzamientos en 2024, el último esta misma semana, SpaceX sigue construyendo su red de satélites para ofrecer su servicio de internet Starlink.
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De fondo, el gran objetivo con el que nació y que persigue Elon Musk desde que, durante unas vacaciones, fue despedido de PayPal (no con las manos vacías, se llevó US$180 millones por la venta de la compañía a eBay): llevar al ser humano a Marte.
Liftoff of Falcon 9’s 150th dedicated @Starlink launch! pic.twitter.com/R6Gphjk0rq
— SpaceX (@SpaceX) April 2, 2024
Antes de llegar al planeta rojo, SpaceX planea aterrizar en el mercado bursátil. A finales del año pasado, Musk comenzó a explorar la posibilidad de salir a bolsa, y las sensaciones fueron inmejorables. La valoración que obtuvieron las acciones de la empresa pronosticarían una capitalización de cerca de US$180 mil millones.
Es decir, si el proyecto fundado en 2002 saliese a los parqués, se colaría entre las 75 empresas más valiosas del planeta (Tierra).
Según The Wall Street Journal, Musk posee el 42 % de las acciones y el 80 % de los derechos a voto. Una participación que rondaría los US$75 mil millones.
Si en el espacio todo marcha a velocidad de cohete, su gran proyecto terrícola ha entrado en una dinámica preocupante. En lo que va de 2024, las acciones de Tesla han caído un 32.1 %. La empresa comenzó el año como la novena más valorada del mundo y actualmente no sólo ha abandonado el Top-10, sino que está cerca de dejar los 15 primeros puestos.
El golpe más reciente para Tesla llegó esta misma semana, casi a la par del lanzamiento más reciente de SpaceX. La compañía de carros presentó unas cifras de entregas a la baja. En concreto, en los primeros tres meses del año, entregó 386,810 vehículos. Supone una caída del 8.5 % interanual, y un 7.4 % menos de las previsiones de los analistas, que esperaban alrededor de 430,000 autos entregados.
Es la primera vez que Tesla cae en entregas trimestrales desde la pandemia. La consecuencia fue un desplome del 6 % en el valor de sus acciones.
Tesla achaca esta caída a las tensiones de la cadena de valor provocadas por la crisis del mar Rojo (provocaron el cierre temporal de la fábrica de Berlín y problemas de envíos), y a que la producción del vehículo Model 3 se encuentra en una «fase inicial».
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Sin embargo, la evolución a la baja del valor de mercado no es un hecho puntual, sino una tendencia sostenida. Hace apenas dos meses, la compañía vivió otra jornada negra, con una caída del 8 %. El motivo fue un reporte de resultados y previsiones decepcionante.
Los ingresos en 2023 sólo habían aumentado un 1 %; además, Tesla reconocía que el crecimiento en el volumen de vehículos producidos será «notablemente inferior» al registrado en 2023. La empresa se escudó en que sus equipos «trabajan en el lanzamiento del vehículo de nueva generación en la gigafactoría de Texas«.
Los resultados del primer trimestre confirman este presagio.
Además, la posición de la compañía en el mercado chino no mejora. Es una de las grandes prioridades de Musk, pero no consigue dar con la tecla. Ni siquiera la brutal guerra de precios desatada el año anterior sirvió para que Tesla se impusiese a BYD. En 2023, el fabricante chino superó en producción a Tesla por segunda vez consecutiva.
En ventas, con más de 3 millones entre vehículos eléctricos y híbridos, el dominio también es para BYD. Además, la apuesta de empresas como Xiaomi o Huawei por consolidarse en el sector debilitan la posición de Tesla en China.
En este contexto se enmarcan las declaraciones de Elon Musk a finales de enero, recogidas por CNBC, en las que advertía: «Las chinas son las compañías de autos más competitivas del mundo. Por eso pienso que tendrán un éxito significativo fuera de China dependiendo de los acuerdos y las barreras comerciales que se establezcan. Siendo francos, si no se establecen barreras comerciales, demolerán a muchas de las compañías del resto del mundo».
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