El mundo empresarial ha evolucionado. Hoy más que nunca las empresas toman conciencia y asumen un rol protagónico en la incorporación de buenas prácticas en materia de sostenibilidad.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por Naciones Unidas se han vuelto un tema cotidiano. Las metas que la Agenda 2030 propone son, afortunadamente, cada vez más familiares en el ámbito empresarial.
En pocos años, la Responsabilidad Social Empresarial (RSC) ha dejado de ser un concepto altruista, para pasar a ser una estrategia vinculada con idea de crear valor compartido, y directamente relacionada con la forma en que una empresa genera sus ingresos, reduciendo los impactos negativos de su actividad y potenciando los positivos.
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De igual modo, en los últimos años, la sostenibilidad ha empezado a ser percibida como un aspecto clave dentro de las organizaciones con el objetivo de promover la preservación del planeta. Por lo tanto, la sostenibilidad en las empresas, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), busca alinear el crecimiento empresarial y la creación de empleos productivos y de trabajo decente con objetivos de desarrollo sostenible.
De esta manera, la transformación de las empresas hacia un modelo responsable y sostenible exige poner a las personas en el centro. El valor de estos intangibles determinará, todavía más, la sostenibilidad empresarial en el tiempo y será el factor que decante su predilección por parte de consumidores o inversores.
Un Informe del Impacto Social de las empresas, elaborado anualmente con Deloitte, destaca que la inversión en Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de las empresas durante el año anterior alcanzó los 1,800 millones de dólares.
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El 86 % de los proyectos realizados por las empresas analizadas han sido en el ámbito de cobertura de necesidades sociales, destacando especialmente su preocupación por ámbitos como la educación, la salud y el bienestar social.
En materia de incorporación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en su estrategia de RSE, el 92% de las empresas que participaron en este estudio afirman contemplar estos principios.
Ciertamente, la propuesta de valor de las compañías ha cambiado radicalmente. Es imprescindible que el compromiso social adquiera un mayor peso en su visión, misión y objetivos, y este viraje ha sido más evidente en el último año y medio. La colaboración de las industrias en generar oportunidades de desarrollo global y el nacimiento de alianzas estratégicas con otras organizaciones serán clave para una recuperación exitosa.
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Las empresas que están experimentando esta reconstrucción socioeconómica buscan crear actuaciones sociales perdurables en el tiempo, eficientes, que multipliquen su impacto y que conviertan el compromiso social empresarial en oportunidades de presente y de futuro.
Puede parecer fácil aplicar prácticas sostenibles en las empresas. Sin embargo, cualquier cambio es complicado en este contexto, especialmente cuando, para resolver el problema, todo el ciclo de la empresa debe ser repensado y remodelado.
La cuestión es que existen varias soluciones de sostenibilidad empresarial que se pueden aplicar poco a poco con el fin de reinventar la forma de desarrollo, producción, distribución y consumo de lo que se ofrece. Lo importante es estar atentos a todas las áreas.
Una estrategia de sostenibilidad corporativa para tener una empresa sostenible es cambiar las prácticas internas. Algunas formas de hacerlo incluyen apoyar el uso de medios de transporte menos contaminantes y procesos de escaneo para gastar menos papel. Estas son pequeñas actitudes que cambian el entorno y los empleados.
Uno de los mayores villanos de nuestro medio ambiente es la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. Por ello, una de las mejores alternativas de sostenibilidad corporativa es reducir la emisión de gases contaminantes o al menos compensar la emisión de otras maneras.
Otra forma de ayudar al medio ambiente es simplemente promover la “ecologización” de los sitios. Esto significa plantar más árboles y aumentar el área verde de la organización, o incluso en otros lugares donde se permite la siembra.
Las pequeñas acciones, como la reducción del uso de papel, pueden ser un gran comienzo para las instituciones que desean ser más sostenibles. Este puede ser el primer paso hacia la reducción de la producción de residuos, un problema importante que se vuelve cada vez más insostenible para el planeta.
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Este artículo forma parte de nuestro suplemento Change The World Volumen II.
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