¿Por qué tienes una relación difícil con el azúcar, es un vicio?
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¿Por qué tienes una relación difícil con el azúcar?

Por | mayo 23, 2024

Para muchos, la relación con el azúcar podría describirse con una sola palabra: complicada. Un estudio realizado en 2018 reveló que el 70% de los adultos en Estados Unidos están preocupados por la cantidad de azúcar que consumen. Este dato indica que un gran número de personas experimentan un conflicto interno significativo cuando se enfrentan a tentaciones dulces como pasteles, galletas y otros postres.

¿Por qué tenemos una relación tan confusa con el azúcar y cómo podemos mejorarla?

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El Azúcar, ¿Villana o compañera en nuestra dieta?

Imagina que las dietas tuvieran sus propias películas de princesas de Disney; en ese escenario, el azúcar probablemente sería el villano principal. «Es complicado mantener una relación positiva o neutral con algo que se etiqueta constantemente como malo o adictivo», explica Claire Chewning, consejera certificada en alimentación intuitiva en una entrevista para los medios. «Además, muchos de nosotros hemos seguido dietas restrictivas que demonizan el azúcar y nos instan a eliminar o reducir drásticamente nuestra ingesta de carbohidratos. Este tipo de restricciones pueden hacernos sentir descontrolados cuando finalmente consumimos azúcar».

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Sentirse fuera de control al disfrutar de un trozo de pastel de cumpleaños, por ejemplo, puede generar una gran ansiedad sobre la cantidad de azúcar que estamos ingiriendo. “Es cierto que consumir ‘demasiada’ azúcar no es saludable. Pero, en realidad, consumir una pequeña cantidad de azúcar cada día está perfectamente bien”, afirma Emily Van Eck, experta en nutrición y bienestar.

La psicología de las restricciones y el azúcar

Prohibirnos a nosotros mismos el azúcar puede convertirlo en un objeto de deseo prohibido, lo que puede llevar a episodios de atracones cuando finalmente nos permitimos un capricho. Por ejemplo, podríamos comer una caja entera de galletas hoy, diciéndonos que mañana comenzaremos una dieta libre de azúcar.

«Si alguna vez te has sentido fuera de control con los dulces o como si no pudieras dejar de comerlos, considera cómo las reglas o restricciones alimentarias podrían haber influido», sugiere Van Eck.

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Para mejorar nuestra relación con el azúcar, es esencial adoptar una perspectiva equilibrada. Reconocer que el azúcar no es inherentemente malo y que puede formar parte de una dieta saludable en moderación es un primer paso crucial. En lugar de imponer restricciones estrictas, es más efectivo practicar la alimentación intuitiva, permitiéndonos disfrutar de los dulces sin culpa ni ansiedad.

Redescubriendo el Placer de Comer: La Alimentación Consciente

Volver a conectarnos con nosotros mismos a la hora de comer puede transformar nuestra relación con los alimentos. Una forma eficaz de lograrlo es a través de la práctica de la alimentación consciente, según sugiere Emily Van Eck, RD. «Presta atención a cómo se siente tu cuerpo durante y después de comer. Cuanto más puedas observar tu cuerpo sin juzgar el resultado, más fácil será realizar los cambios que deseas», aconseja Van Eck.

¿Por qué tienes una relación difícil con el azúcar, es un vicio?

La alimentación consciente implica estar plenamente presente durante las comidas, sintonizando con las sensaciones físicas y emocionales que surgen. Al principio, esta práctica puede parecer desafiante, pero con el tiempo, facilita la identificación de las señales de hambre y saciedad, permitiendo disfrutar más de los sabores y texturas de los alimentos.

Van Eck recomienda comenzar con pequeños pasos si la idea de concentrarse durante toda la comida resulta abrumadora. «Desafíate a prestar atención al primer bocado, luego a los primeros tres bocados, y así sucesivamente. Empieza pequeño», sugiere. Este enfoque gradual ayuda a desarrollar una mayor conciencia sin sentirse sobrecargado.

Adoptar la alimentación consciente tiene múltiples beneficios. Permite una mejor regulación de la ingesta de alimentos al responder adecuadamente a las señales de hambre y saciedad. Además, esta práctica puede reducir el estrés asociado con la comida, promoviendo una experiencia más placentera y satisfactoria.

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