Cuatro años después de dar un paso al lado, Kevin Plank regresa a los mandos de Under Armour. El fundador de la marca deportiva retoma el cargo de CEO con el objetivo de redirigir la estrategia de su empresa tras la salida de Stephanie Linnartz. Lejos quedan sus años como vendedor de flores.
Nacido en Kensington, Maryland, hace 51 años, la de Kevin Plank es la historia de un hombre de negocios que construyó su proyecto vital desde la base y desde su niñez. Ya en la escuela, el hoy ejecutivo aprovechaba los momentos de ocio para construir sus primeros ahorros. Empezó como quitanieves o cortacésped en su barrio, pero ya en la Universidad de Maryland dio un salto decisivo: comenzó a vender rosas.
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Lo relata en una interesante entrevista con el diario español El Mundo. «Lo hacía en San Valentín. En el primer año vendí 100 docenas de flores. En el segundo, 250. En el tercero, 600. Y en mi último año, 1,500. Conseguí US$17,000«.
¿Y qué hizo con esos US$17,000? Fundar Under Armour.
La intuición fue el otro elemento clave que impulsó el gran proyecto de la vida profesional de Kevin Plank. El ejecutivo detectó una oportunidad de negocio durante su breve carrera como jugador universitario de fútbol americano. «Descubrí que ni a mis compañeros ni a mí nos gustaba la camiseta de algodón que se usábamos debajo de la del equipo». El problema era que se hacía demasiado pesada. «Tenía que haber una idea mejor, algo parecido a los pantalones cortos de compresión».
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La reflexión se convirtió en negocio. El primer testeo resultó un éxito. «Fui a una tienda local, compré algo de material, elástico, ligero y fresco, lo llevé a un sastre local y le pedí siete camisetas. Se las di a mis compañeros y les encantó», relata en El Mundo. Así que dio un paso más, hablando con atletas que había conocido en esa etapa universitaria. «Algunos incluso habían llegado a la NFL. Les pedí que se llevaran camisetas a sus franquicias de la liga y que las repartieran. Quisieron más, muchas más. Todo pasó rapidísimo».
La explosión final llegó de la mano de Hollywood. Fue en 1999, gracias a la película de Oliver Stone «Any Given Sunday», protagonizada por Al Pacino y Cameron Díaz.
«Fui a un partido de NFL y me encontré a un amigo que estaba participando en una película sobre un equipo de fútbol americano», recuerda Plank. «Investigué un poco y les envié camisetas. Estaban encantados. La ropa iba a ser casi un personaje más de la película».
Under Armour se arriesgó a invertir con fuerza en la película. El resultado fue un éxito rotundo.
Ese impulso permitió a la marca despegar. De ingresar US$18,000 en su primer año, pasó a los US$300 millones en 10 años y a superar los US$1,000 millones en 2016. En el año fiscal 2022-2023, Under Armour facturó US$5,600 millones en todo el planeta.
En enero de 2020, Kevin Plank cedió el cargo de CEO a Patrik Frisk, hasta entonces COO. Dos años después fue Stephanie Linnartz, expresidenta de Marriott Interntional, quien tomó las riendas de la marca, con el objetivo de impulsar las ventas digitales y el programa de fidelización.
El regreso de Plank parece confirmar que el proceso no salió como esperaban. De hecho, la empresa lleva más de dos años perdiendo valor en bolsa.
Sin embargo, Plank quiso poner en valor la contribución de Linnartz. «Reforzó el equipo con contrataciones en áreas críticas, como producto, diseño, cadena de suministro, conectividad con el consumidor y gestión regional. Su experiencia previa fue clave para enfocar nuestra estrategia, incluyendo el lanzamiento del programa de fidelización UA Rewards«, destacó.
El 1 de abril, Kevin Plank retomará el volante del proyecto que empezó a fundar vendiendo rosas en San Valentín.
Borja Santamaría, con información de El Mundo
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