En septiembre 2019, Google se lanzó al mundo ‘gamer’. Anunció a bombo y platillo su nueva plataforma de videojuegos, Stadia. Una suerte de Spotify adaptada a este universo, que permitía jugar en formato streaming a diferentes títulos. Tres años de sinsabores después, el gigante tecnológico tira la toalla. Google cierra Stadia tras no alcanzar los objetivos marcados, tomando el paso inverso de Netflix, que tras una primera experiencia amarga en el mundo de los videojuegos, ha redoblado su apuesta creando su propio estudio en Helsinki.
Los usuarios de Stadia podrán seguir jugando hasta el 18 de enero. Google se compromete a reembolsar a los jugadores todas sus compras de juegos y hardware. Se espera que este proceso esté prácticamente concluido también a mediados de enero. Desde el gigante señalan, además, que la tecnología utilizada para Stadia puede tener uso en otros terrenos de su amplio espectro, como YouTube o la realidad virtual.
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El sector de los videojuegos se presenta como uno de los más atractivos para que las gigantes tecnológicas continúen diversificándose. Son varios los casos de big-tech que han invertido cantidades importantes y generado estructuras técnicas para desarrollar sus propuestas. Sin embargo, se trata de un mundo distinto, que no controlan, y sus experiencias no están siendo sencillas.
Es el caso de Amazon, que tres años después de lanzarse su Game Studio todavía tiene un amplio camino por recorrer. Netflix, por su parte, apostó por la compra de estudios y la producción de títulos relacionados con sus series más exitosas, como Stranger Things o La Casa de Papel. Un año después, apenas el 1 % de sus suscriptores juegan a sus videojuegos, por lo que ha decidido dar un paso más y producirlo en su propio estudio.
El paso, en el caso de Google, ha sido hacia atrás. Stadia nació con el atractivo de permitir a los ‘gamers’ jugar por streaming. Un formato que revolucionó el mundo de la música o de las series. La idea parecía acertada, pero los problemas en su ejecución se sucedieron. Las mejores técnicas llegaban muy a destiempo y, además, la promoción de la plataforma fue bastante limitada.
Dos de los motivos principales que explican el bajo número de usuarios de Stadia. Pese a que la empresa adoptó la política de no hacer públicas sus cifras (se habla de 750 mil jugadores mensuales en 2020), todo indicaba a que estaban lejos de los objetivos marcados. Finalmente, tras meses de rumores que Google desmentía y utilizaba para promocionar nuevos juegos, el gigante tira la toalla. ¿Por ahora?
Por Borja Santamaría
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