Cuando se habla de salud en cualquier contexto, es usual que el foco sea el componente físico. Sin embargo, en los últimos años esta noción se ha ido transformando hacia una perspectiva multidimensional, que considera aspectos adicionales del individuo, tales como el componente mental, social y relacional.
La misma Organización Mundial de la Salud ha modificado la definición hacia la «ausencia de enfermedad», para describirlo como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Bienestar, entendido como aquel estado en el que las condiciones físicas y mentales de una persona le proporcionan un sentimiento de satisfacción y tranquilidad.
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El ambiente laboral es uno de los sistemas en el que más se reflejan las condiciones de salud y bienestar de cualquier persona. Es el lugar donde el individuo transcurre la mayor parte del tiempo del día en el que está consciente, productivo e interactuando con el mundo que lo rodea. Por lo tanto, se convierte en un escenario donde también se pueden evidenciar situaciones problemáticas que repercuten innegablemente en la calidad de sus relaciones interpersonales (con sus colegas, jefes, compañeros de trabajo, etc.) y en su productividad.
Uno de los mayores y menos previsibles efectos de la pandemia por la covid-19 fue la manera como se puso sobre la mesa la grave problemática de la salud mental a nivel global, la cual era evidente desde hace décadas para nosotros, los especialistas en el área; pero que por razones de estigma, ignorancia y discriminación no era abordada ni siquiera en escenarios del campo de la salud (incluyendo los programas de formación de pregrado en la carrera de medicina).
La pandemia nos demostró que definitivamente, como dice la OMS, «no hay salud sin salud mental», ya que generó una serie de estresores que definitivamente superaron las capacidades y mecanismos de afrontamiento de la población general. Esto ha ocasionado un aumento considerable en la incidencia y prevalencia de trastornos de ansiedad así como depresivos, además de un incremento alarmante en las cifras de suicidio, incluso en la región de Latinoamérica y el Caribe.
Estados Unidos ha alcanzado una cifra sin precedentes de trabajadores que han dejado sus empleos desde el comienzo de la pandemia de covid-19. Los economistas llaman a este fenómeno la ‘gran renuncia’. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, la cifra de estadounidenses que renunciaron a sus trabajos alcanzó un récord de 4,5 millones en noviembre de 2021.
Aunque los motivos por los que cada trabajador en particular decide renunciar son innumerables, el síndrome de Burnout, un ambiente laboral conflictivo y las dinámicas y patrones abusivos en las relaciones de poder, son algunas de las causas principales. En países Latinoamericanos, probablemente, la gente tiene menos medios económicos y posibilidades de renunciar y sobrevivir con fuentes alternativas de trabajo, pero eso no significa que no haya consecuencias.
Las personas desmotivadas en ambientes laborales definitivamente son menos productivas, presentan más conflictos interpersonales y desarmonizan el entorno laboral
El punto de partida para resolver cualquier problema es identificarlo. La pandemia reveló una problemática, que ha estado en un segundo plano históricamente, y además ha repercutido en la salud de la población. Por este motivo, se hace necesario considerar escenarios adicionales a la hora de diseñar estrategias de intervención, para favorecer el estado de bienestar físico, mental y social de las personas.
Definitivamente, los líderes de entornos laborales tienen mucho que repensar y replantearse si desean conformar y preservar equipos sanos, productivos y sinérgicos que cumplan con las metas planteadas. Considerando el desconocimiento general que hay sobre el tema, se hace indispensable asesorarse con expertos en el área de salud mental, para renovar la cultura e incorporar el chip de la salud mental a su organización.
Este artículo fue escrito por la Dra. Margarita Quijano Serrano, médica psiquiatra y psicoterapeuta sistémica, para nuestra edición marzo-abril 2022 de revista MediHealth.
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