Las interrupciones siempre han sido una realidad en el trabajo, mientras las reuniones, mensajes de texto, correos electrónicos y conversaciones con los compañeros de trabajo fragmentan interminablemente nuestro tiempo y atención. Con la pandemia obligando a muchos de nosotros a trabajar desde casa, el manejo concurrente de las responsabilidades laborales y no laborales presenta nuevos desafíos para nuestra habilidad de enfocarnos.
Investigaciones previas realizadas por una de nosotras (Sophie Leroy) han mostrado que para nuestros cerebros es difícil cambiar la atención entre tareas. En la mayoría de los casos, parte de nuestra atención se mantiene enfocada en la tarea que interrumpimos y no se cambia completamente a la nueva – un término acuñado como “residuo de atención”.
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Esto sucede porque tenemos una fundamental necesidad de completar, que le dificulta al cerebro el cambiar nuestro punto de atención. Por lo tanto, desempeñamos las tareas que interrumpen usando únicamente una parte de nuestros recursos cognitivos y nos arriesgamos a hacerlas mal.
Nuestra investigación, recientemente publicada en Organization Science, muestra que ser interrumpidos es especialmente difícil cuando anticipamos enfrentar presiones de tiempo al reiniciar el trabajo que nos interrumpieron.
Por lo tanto, proponemos un plan para estar “listos para reiniciar” como una forma de manejar las interrupciones, prevenir el residuo de atención y desempeñarnos a plena capacidad en las tareas emergentes. La premisa del plan es que si tranquilizamos a nuestro cerebro acerca de nuestra capacidad de completar la tarea interrumpida cuando regresemos a ella, seremos capaces de virar nuestra atención en forma más efectiva.
Para probar esta idea, realizamos una serie de experimentos de laboratorio. Los participantes comenzaron trabajando en la Tarea A y fueron interrumpidos para cambiar a la Tarea B. En un grupo, los participantes cambiaron inmediatamente a la segunda tarea después de la interrupción.
En otro grupo, le pedimos a los participantes que, antes de cambiar de tarea, tomaran algunos minutos para crear un plan para estar “listos para reiniciar”; esencialmente que tomaran un minuto para anotar en qué parte se quedaron en la tarea interrumpida y en qué querían enfocarse cuando la retomaran. Sólo entonces cambiaron a la Tarea B.
Quienes se involucraron en el plan “listos para reiniciar” experimentaron mucho menos residuo de atención y se desempeñaron significativamente mejor en la Tarea B. Las personas también fueron más capaces de recordar información de esta tarea, lo que sugiere una atención más cuidadosa.
(Sobre las autoras: Sophie Leroy es profesora de la University of Washington Bothell, y Theresa M. Glomb, profesora en la University of Minnesota)
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