En un escenario cambiante, convulso, de altos y bajos pronunciados, innovar ha pasado de ser un atrevimiento a convertirse en una necesidad. Crecer implica mejorar y hacerlo supone, en muchas ocasiones, explorar campos nuevos y poner en marcha ideas vanguardistas. Intentar, en definitiva, adelantarse a los competidores para dar en la diana. La innovación es el camino adecuado para conseguirlo.
Para conseguir que este proceso no sea una casualidad, un chispazo puntual, y forme parte del día a día de una compañía, es fundamental generar una cultura de la innovación. Es decir, que el objetivo de innovar esté presente en todas los pasos que de la empresa.
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A continuación, te ofrecemos algunas claves para implantar ese ADN innovador en tu compañía:
El análisis interno es clave para todo tipo de acciones. Más, si cabe, para adentrarse en escenarios desconocidos. Es fundamental que, antes de lanzarte a la piscina que puede llevarte al éxito, estudies a fondo qué está funcionando y dónde está tu margen de mejora. Te permitirá fijar un rumbo para innovar y marcar unos objetivos realistas hacia los que avanzar con determinación.
Como señala Daniel Bernard, ingeniero y máster en negocios innovadores y gestión tecnológica, iniciar un proceso innovador implica aceptar que la experiencia pierda valor. «Esto significa que hace falta recopilar más información, por lo que será necesario saber escoger el tipo de información adecuada y ser capaces de asociarla correctamente al proyecto», afirma en un artículo publica en Sociedad de la Innovación. También sugiere «idear prototipos» de manera constante y trabajar en «concienciar al promotor del proyecto que es posible que al final no se pueda obtener el objetivo marcado».
Innovar implica crear unas condiciones favorables para ello. La estructura es una de las claves en ese proceso. Hay diversos modelos, como sugieren diversos expertos en la publicación Fast Company:
Son tres sugerencias que buscan una mayor fluidez y adaptabilidad, valores clave para innovar.
Artur Haponik, CEO y cofundador de la empresa de Big Data Addepto, afirma en el blog de la compañía que poner límites al número de empleados que debe participar en el proceso creativo es un error. «Todos los empleados tienen potencial para aportar ideas fantásticas sobre organización, servicios o productos».
Eso sí, Haponik ve imprescindible que todo ese flujo de información sea gestionado por una cabeza. «Todo proyecto de innovación requiere un liderazgo fuerte. Esto implica que haya un único líder que se responsabilice del desarrollo del proyecto».
¿Qué papel debe asumir ese líder de proyecto? Haponik señala dos:
Sobre liderazgo: El ADN de un líder resiliente, en 10 cromosomas (parte 1/2)
La cultura de innovación implica compartir ideas y conocimientos, tanto entre los miembros de un equipo como entre los que no forman parte de él pero sí de la compañía. Por ello, es fundamental crear y mantener medios para que la información fluya.
Las redes sociales internas pueden ser una alternativa rápida y funcional para compartir enlaces, estudios, audios, videos o informaciones de diversos tipos que pueden ser útiles para uno de los equipos de la empresa. Pero además, es conveniente crear espacios físicos donde los trabajadores de los distintos departamentos o grupos puedan juntarse y compartir sugerencias, dejar documentación, escribir propuestas…
En definitiva, se trata de promover de distintas formas que los empleados sientan la responsabilidad de compartir sus ideas, y la confianza para hacerlo por arriesgadas que puedan parecer.
Innovar implica adaptarse, y es imposible adaptarse sin ser flexible. Esto afecta a estructuras pero también a plazos o presupuestos. Debes estar preparado para que tus planes, cuando decides ir más allá y crear algo nuevo, no sean rígidos. Lo que sobre el papel requiere un equipo, tiempo y dinero determinado, en la práctica puede variar. Debes tener la determinación para aceptarlo y gestionarlo.
La flexibilidad también engloba tu ‘modus operandi’. «Ten en cuenta que cada innovación es única», recuerda Haponik. «Así que cada vez que quieras inventar algo, tu estrategia debe cambiar. Cada idea tiene unos requerimientos y el proceso que te lleva a ella debe estar hecho a la medida del proyecto».
La motivación es clave para llegar al éxito en cualquier actividad o proceso, y la innovación no es ajena a ello. Para Haponik, «nada impulsa más la creatividad y la motivación que los premios», y recuerda que estos «deben tener un valor real, práctico«. Así, sugiere preguntar a los empleados qué recompensa les estimula más (un día libre, un premio económico, acceder a un programa de formación…).
Estos siete aspectos pueden ayudarte a que la innovación vaya penetrando en el carácter de tu empresa. Un proceso continuado, en el que debes estar preparado para convivir con el error, pero que puede conducirte a crear una compañía más fuerte, intuitiva y ágil. Tres valores muy valiosos en los tiempos que corren.
Por Borja Santamaría
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