Hablar en público es, para muchos, una de las experiencias más intimidantes que pueden enfrentar. Ya sea en una conferencia, una reunión de trabajo o una presentación académica, el miedo a quedarse en blanco o a no transmitir el mensaje de manera efectiva puede generar ansiedad. Sin embargo, con las herramientas adecuadas y un enfoque estratégico, es posible transformar esa ansiedad en confianza y lograr una conexión genuina con la audiencia.
Tras más de dos décadas enseñando técnicas de oratoria, he descubierto que uno de los recursos más subestimados, pero poderosos, son las notas bien preparadas.
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Llevar notas no es sinónimo de falta de preparación; al contrario, es una herramienta que puede marcar la diferencia entre una presentación fluida y una llena de tropiezos. Las notas actúan como un mapa mental que te guía a través de tu discurso, permitiéndote mantener el hilo conductor sin perder el contacto visual con tu audiencia. La clave está en cómo las preparas y utilizas.
Lo ideal es que tus notas sean un esquema general de tu presentación, compuesto por frases cortas y puntos clave, en lugar de párrafos completos. Esto te permitirá echar un vistazo rápido y retomar el hilo sin problemas.
Además, es recomendable imprimirlas en hojas individuales, con letra grande y suficiente espacio en blanco. Con eso se facilita la lectura y te ayuda a mantener la calma al no sentirte abrumado por un bloque de texto.
Una vez que tengas tus notas listas, practica tu presentación en voz alta utilizando este material. Este ejercicio no solo te ayudará a familiarizarte con el contenido, sino que también te permitirá ajustar el lenguaje para que refleje tu estilo personal. Además, te asegurarás de que las transiciones entre diapositivas o temas sean fluidas y naturales.
Incluso los oradores más experimentados pueden enfrentar momentos de pánico en el escenario. Recientemente, durante una conferencia, me encontré luchando por recordar las transiciones entre secciones, a pesar de sentirme cómoda con el material. Fue en ese momento cuando recurrí a algunas técnicas que han demostrado ser efectivas:
Consulta tus notas con confianza. Si te quedas en blanco, no dudes en consultar tus notas mientras hablas. Este movimiento no solo te ayudará a retomar el hilo, sino que también puede percibirse como un gesto natural y reflexivo.
Una técnica útil es caminar ligeramente durante las transiciones y hacer una pausa antes de exponer un punto clave. Esto te da tiempo para consultar tus notas y también refuerza tu lenguaje corporal.
Haz una pausa y respira. Cuando sientas que la ansiedad te invade, tómate un momento para respirar profundamente. Una pausa breve te ayudará a recuperar la compostura y también transmitirá a tu audiencia una imagen de serenidad y control. Recuerda que un silencio bien utilizado puede ser tan elocuente como las palabras.
Bebe agua de forma estratégica. Este es uno de los trucos más efectivos que he descubierto. Tener una botella de agua a mano no solo te mantiene hidratado, sino que también te brinda un momento para recuperar el control si te quedas en blanco.
Un sorbo de agua, acompañado de una mirada rápida a tus notas, puede ser la pausa perfecta para retomar el hilo de tu discurso sin que la audiencia lo note.
Mantén la calma y sé auténtico. Es importante recordar que la perfección no es el objetivo. Tu audiencia no espera que seas impecable; lo que realmente valoran es tu autenticidad y preparación. Si te quedas en blanco y no puedes recurrir a tus notas, reconócelo con humor y sigue adelante.
Frases como “Tenía la idea más brillante que iba a decir, ¡pero se me fue de la cabeza! Sigamos, estoy seguro de que volverá a mí” pueden romper el hielo y humanizarte ante los ojos de tu público.
Hablar en público no se trata de memorizar cada palabra de tu discurso, sino de transmitir un mensaje de manera clara y convincente. Recuerda que hay tres versiones de cada presentación: la que escribes, la que entregas y la que desearías haber entregado. Rara vez coinciden, y eso está bien.
Lo que importa es que te prepares lo suficiente para sentirte seguro, pero también que te permitas ser humano y conectes con tu audiencia desde la autenticidad.
Las notas bien preparadas, combinadas con técnicas como pausas estratégicas, respiraciones profundas y un toque de humor, pueden transformar tu experiencia al hablar en público.
La próxima vez que te subas a un escenario, recuerda que no estás solo: tienes herramientas que te respaldan y una audiencia que está de tu lado. Con práctica y confianza, podrás convertir esos nervios en una presentación memorable.
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