La pandemia de covid-19 ha provocado una enorme disrupción en todo el mundo, pero podemos confiar en una cosa: el cerebro humano viene equipado con poderosos mecanismos de respuesta para protegernos del estrés.
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Si entendemos cómo funciona el cerebro cuando estamos bajo amenaza o nos enfrentamos a retos potencialmente aterradores, resulta más fácil diseñar estrategias para aliviar los miedos que surgen consciente e inconscientemente ante la disrupción. He aquí cuatro estrategias que incorporan esta comprensión de la funcionalidad de su cerebro para nutrir y alimentar sus instintos creativos.
Experimentar pérdida de control es un síntoma primario de la incertidumbre. En estas condiciones, podría volverse reactivo y estar más propenso a permitir que el miedo lo guíe. El miedo es el enemigo del pensamiento creativo, porque dirige los recursos neuronales hacia la neutralización de la amenaza percibida.
Reduzca la incertidumbre planificando sus propias disrupciones. “Cuando nosotros somos los disruptores, tenemos un sentido de agencia y una conexión poderosa con una razón”, dice Jonathan Fields, del podcast del Good Life Project.
Sin las conversaciones en la oficina que a veces dan lugar a chispas creativas, las empresas que se preocupan por la innovación de sus productos necesitan una forma de mantenerse creativas. Andrew Yanofsky, jefe de operaciones del fabricante de juguetes WowWee, dice que la pandemia ha obligado a los equipos a ser más estructurados en las reuniones de lluvia de ideas.
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Mientras mantiene el miedo a raya, asumiendo la propiedad de su propia disrupción y aclarando cómo usted y sus equipos enfocan los procesos creativos, puede engendrar creatividad durante los periodos de estrés entrenando su cerebro y sumergiéndose en actividades nuevas y diferentes. La investigación ha demostrado que aventurarse fuera de su área principal de experiencia puede mejorar el pensamiento creativo.
Lourdes Olvera-Marshall, estratega de diversidad e inclusión y entrenadora de ejecutivos, descubrió que, aunque la productividad aumentó enormemente con el trabajo a distancia, disminuyeron la lluvia de ideas y la creatividad. Una forma de ayudar a superar estos retos es facilitar la liberación de la “hormona social”, oxitocina, en nuestro cerebro.
Olvera-Marshall afirma que su equipo lo ha conseguido dejando tiempo para conversaciones casuales al principio de las reuniones de Zoom. Además, ella sigue conectando, al menos cada dos semanas, con los miembros de su equipo, en formato individual y sin agenda. Este tipo de conexión social se convierte en un potenciador de la creatividad en parte porque aumenta la confianza mutua, algo importante para la creatividad.
Con cada uno de estos pasos, usted puede convertir el estrés de la interrupción en combustible para la creatividad, disminuyendo sus reflejos evolutivos de miedo y revitalizando sus circuitos cerebrales creativos.
(Sobre las autoras: Susan Peppercorn es instructora de transición de carrera para ejecutivos. Maren Gube es consultora organizacional)
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