Aprender a desaprender es la clave de la formación empresarial. A lo largo de nuestra vida hemos adquirido mucho conocimiento, pero casi nunca nos paramos a pensar si de verdad nos sirve o si se ha quedado obsoleto.
Las empresas, al igual que las personas, necesitan hacerse un examen profundo que les ayude a averiguar cómo mejorar y cómo adaptarse a la evolución de los nuevos tiempos.
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Hoy más que nunca la humildad debe ser entrenada y puesta en juego en cada momento.
Especialmente para aquellos que han tenido una carrera exitosa.
Una vez que un profesional u organización comienza a confiar en los logros del pasado pueden ocurrir dos situaciones: puede atascarse en pensamientos y prácticas obsoletas que ya no funcionan, debido al contexto, o debe dar un paso atrás y desaprender.
Aprender consiste en adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia; pero si este aprendizaje es simplemente aditivo, es decir, se suma a la base de conocimientos y experiencias que traíamos, podríamos estar edificando nuestras decisiones y acciones futuras sobre la base de cimientos construidos con materiales que se han debilitado o vuelto obsoleto.
Debemos aprender a revisar nuestros conocimientos y a eliminar aquellos que son falsos o inútiles.
Si queremos poder afrontar los cambios de manera en que no se conviertan en grandes obstáculos, debemos empezar a revisar la forma en que hemos aprendido.
Debemos revisar también la forma en la que hemos “desaprendido” elementos que ya no nos sirven para enfrentarnos al mundo actual. Hay líderes y cabezas de empresa que no han podido desaprender nada.
Son los que obligan a los miembros de su organización a “amoldarse a sus formas”, cuando muchos de ellos, seguramente, tienen formas más eficientes, más rápidas y de menor costo, para resolver los desafíos.
Debemos entender que el desaprender es el arte de detener patrones que no nos sirven y aprender a desaprender. Descubrir aquellas prácticas, ideas o comportamientos que fueron valiosos para nosotros y hoy no lo son.
Para ello, debemos indagar de dónde viene eso que queremos desaprender, a veces un hábito es un reflejo de algo más profundo, que es lo que en realidad tenemos que desaprender.
Que desaprendas algo, no quiere decir que enseguida encuentres aquello con lo cual reemplazarlo.
Hay que experimentar con hábitos o creencias para ir viendo qué es aquello que ahora es valioso para vos, qué es lo que te sirve, qué se adapta a tu nueva visión.
Tomar conciencia de qué es lo que sabemos y qué no sabemos es clave. Nos permite anticipar problemas, elaborar estrategias y “armarnos” frente a lo inesperado.
Cuando sabemos que no sabemos algo estamos listos, o deberíamos estarlo, para pedir ayuda.
Solo podemos crear estrategias para resolver problemas nuevos si asumimos la responsabilidad que implica no saber algo.
La idea sería estar siempre en este punto.
Desde aquí y solo desde aquí, es posible hacer el camino progresivo para aprender mejores habilidades que sé que necesito.
O un camino regresivo, es decir, habilidades que necesito seguir mejorando, desaprendiendo o perfeccionando.
Para saber que sé habré necesitado revisar lo que sabía, haber tenido la opinión de otros que me ayudaron a entender lo que no sabía y asumir la responsabilidad con lo que aún no sé, pero quiero saber.
Consulta: ¿Cómo puede un empresario ayudar a su equipo a resolver problemas?
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