Cultura y clima de una empresa: diferencias y gestión
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Cultura y clima de empresa: en qué se diferencian y cómo deben gestionarse

Por Gabriel Rico Albarrán | julio 10, 2023

Retener el talento es uno de los grandes retos de las organizaciones. En este escenario, según un estudio de la consultora de recursos humanos Ranstad el 77 % de los empleados dan importancia a los valores de su empresa, y el 42 % no aceptaría un trabajo de una compañía cuyos valores no comparta. Además, el 54 % renunciaría a su puesto si no se siente realizado. Cuestiones que apelan directamente a dos conceptos: la cultura y el clima de empresa.

La cultura y el clima organizacional, y su impacto en la rentabilidad de una empresa, forman parte de la agenda de temas de la revista especial y los eventos de Mejores Empresas para Trabajar 2023, que tendrán lugar los días 18 de julio (Santiago de los caballeros) y 20 de julio (Santo Domingo), organizados por Mercado Events.

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En ocasiones, utilizamos cultura y clima como sinónimos. Sin embargo, ponen el foco en realidades distintas. Resulta interesante entender sus diferencias para reconocer cuál debemos reforzar (en caso de que alguno no sea el adecuado), cómo hacerlo y cuál debe ser su relación con la estrategia global de nuestra empresa.

Definiciones

Cultura empresarial

Es la forma de hacer las cosas que tiene una empresa. Es el cómo, los hechos, y por tanto, lo que define qué es la empresa. Se trata de un concepto estable, marcado por los valores, la relación interna de poder, el modelo de organización o la filosofía de trabajo, entre otros.

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La cultura tiene una influencia directa en el desempeño de los empleados y, por tanto, en los resultados de la compañía. Afecta a cómo los trabajadores se relacionan entre sí y con sus superiores. Esta relación puede impulsar consecuencias positivas o puede limitar la labor de trabajadores y líderes por diversos motivos:

  • Iniciativa: Una de las claves para entender cómo funciona una empresa a nivel interno es entender si se impulsa y valora la iniciativa o si, por el contrario, la toma de decisiones está limitada por la jerarquía.
  • Aceptación del error: Si los empleados sienten que la empresa acepta el error como parte del proceso de crecimiento, eso impulsará su creatividad y motivación. Si por el contrario, cometer un error supone un problema serio, el empleado actuará desde el miedo y no explorará sus límites.
  • Reconocimiento: Ya sea de palabra o en forma de remuneración, valorar el buen trabajo, tanto en privado como en público, es una práctica muy arraigada en algunas empresas. Eso dispara la motivación de los empleados.
  • Posibilidades de crecer: Las organizaciones que se implican en el crecimiento de sus empleados, proporcionándoles opciones de formación, ofreciendo feedbacks continuos o diseñando itinerarios para su desarrollo dentro de la empresa, consiguen que los trabajadores funcionen con un enofque más positivo y alcancen su mejor rendimiento.
  • Toma de decisiones: Existen empresas que apuestan por involucrar a los empleados en la toma de decisiones y otras que limitan el proceso a los cuadros de dirección. Ambas posturas tiene pros y contras.

Todos estos factores, sumados a los propios valores de la compañía, son el motivo que determina cómo una persona se siente dentro de la empresa. Es decir, afectan directamente a su motivación y, por tanto, a su desempeño y sus ganas de continuar implicado en un proyecto.

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Además, la cultura se proyecta hacia fuera, lo que supone que el consumidor puede percibirla (en ocasiones, atinadamente y en otras, de forma distorsionada). Por ejemplo, si una compañía tiene dentro de sus valores la sostenibilidad o la creatividad, eso se trasladará a sus usuarios, que podrán sentirse más o menos conectados con su forma de hacer las cosas.

En definitiva, como señaló el exCEO de IBM Lou Gerstner, «la cultura empresarial no es parte del juego; es el juego».

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Clima empresarial

El clima es un aspecto más temporal, definido por cómo se siente el empleado trabajando para la empresa en ese momento. No está tan arraigado como la cultura, y en el fondo, depende de ella. Es la cultura la que termina marcando el clima. También lo hacen los estilos de los liderazgos que en ese momento llevan el timón de la organización.

Existen diversos elementos que pueden impulsar un clima positivo y motivante o, por el contrario, generar una atmósfera pesada y tensa:

  • Los líderes y su tipo de gestión.
  • Relaciones interpersonales.
  • Comunicación interna.
  • Relaciones con clientes y proveedores.
  • Características del lugar físico de trabajo.

Son factores que también influyen en la motivación o el rendimiento de los empleados.

Cuándo y cómo modificarlos

En ocasiones, cuando una empresa no está cumpliendo sus objetivos, no es sencillo precisar dónde está la raíz del problema. Es decir, si falla el talento, los recursos, si las metas son poco realistas o si estamos ante un problema de cultura o clima. Ser precisos en el diagnóstico es clave para tomar las decisiones correctas.

Cultura empresarial

Los síntomas que pueden denotar que la cultura empresarial ya no es eficaz son diversos. En un escenario de constante innovación y evolución, una señal de alerta puede ser la poca flexibilidad para adaptarse a los cambios. También una reducida productividad, una falta de capacidad para retener talento, o la poca efectividad de una nueva estrategia de negocio.

Foto: Pexels

Si una organización presenta estos síntomas, debe reestudiar su cultura. Se trata de un proceso arduo, en ocasiones doloroso, ya que la cultura es un valor intrínseco a la empresa; se asemeja a pedirle a una persona que cambie su manera de ser, su carácter.

Estos son algunos pasos necesarios:

  • Definir el estado actual: Estudiar cuáles son los valores de la empresa y también la forma en la que actúan sus estructuras.
  • Determinar si la cultura está alineada con los procesos: Observar si los valores están actualizados a la situación real del mercado y a cómo debe funcionar la empresa para lograr sus resultados, o si por el contrario, algunos valores o formas de actuar suponen un freno para el potencial de crecimiento.
  • Estudiar si los valores conectan con los empleados: Se debe abrir un proceso transparente y seguro para entender si los empleados están siendo afectados por la cultura empresarial. Incluso se puede acudir a una figura externa que, desde una perspectiva amplia, valide esta situación.
  • Ofrecer incentivos: Una vez decidido cuáles son los valores o procesos que se quieren modificar, es importante impulsar a los empleados y líderes a comenzar a hacerlo. Los incentivos, de diversos tipos, pueden ser útiles, ya que ofrecerán motivación y también, seguridad.
  • Comunicación y transparencia: Durante el proceso y, sobre todo, una vez puestos en marcha los cambios, es importante que todos los miembros implicados tengan un canal de comunicación abierto y en dos direcciones para ofrecer sus sensaciones, puntos de vista y recibir el feedback sobre cómo está funcionando la nueva cultura. Todo, teniendo claro que los cambios no surtirán efecto de la noche a la mañana.

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Clima empresarial

Si detectamos que el rendimiento de los empleados no es el adecuado, si percibimos que la comunicación interna no fluye o si observamos que el contacto con los clientes o proveedores no es el que deseamos, podemos estar ante un problema de clima empresarial. Estas acciones pueden ayudarnos a resolverlo:

  • Reenfoque de liderazgos: Debemos estudiar si el estilo de los líderes está siendo el adecuado. En caso contrario, es importante adaptarlo, impulsando por ejemplo el reconocimiento, la comunicación o la implicación en la toma de decisiones.
  • Dotar de flexibilidad: Es necesario evaluar si los horarios son los necesarios o si son excesivamente rígidos. En caso de que sea posible, una buena práctica para mejorar el clima de empresa es ofrecer la posibilidad a los empleados de modificar su agenda sin perder productividad. También, dar entrada a modelos remotos o mixtos cuando sea una opción viable. Todo ello ayudará a retener o atraer talento, además de a aumentar la motivación y el rendimiento.
  • Acciones de team building: Si las relaciones interpersonales o la comunicación interna no son las adecuadas, realizar actividades de equipo fuera de la oficina puede generar una oportunidad perfecta para estrechar lazos (excursiones, cursos de cocina, actividades deportivas al aire libre, actividades culturales…).
  • Reorganizar tareas: Una de las situaciones que generan un clima empresarial tenso es la desorganización en el reparto de tareas. Conviene estudiar si la distribución es justa y adecuada a las habilidades y remuneraciones de cada empleado y, en caso contrario, realizar modificaciones.
  • Rediseñar el espacio de trabajo: Una oficina mal distribuida, incómoda o mal equipada puede afectar negativamente al clima de trabajo y al rendimiento. En cambio, realizar cambios e inversiones puede aumentar la satisfacción y motivación de los empleados, que sentirán que la empresa se preocupa por ellos.

Un cultura y un clima de empresa adecuados son básicos para una organización. Dos aspectos diferentes, que afectan de forma distinta a la motivación y la productividad, y cuya gestión es vital para alcanzar la productividad y rentabilidad.

Borja Santamaría

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