El trabajo sigue descentralizándose. Conceptos como oficina, horario rígido o jornada presencial se difuminan en muchos sectores, para dar paso a realidades como el nomadismo digital o los espacios de coworking. Según estimaciones de la consultora especializada Coworking Resources, en 2024 el número de usuarios de este tipo de oficinas compartidas rondará los 5 millones en todo el mundo. Supone un crecimiento del 158 % respecto a 2020. Además, el número de espacios en todo el planeta pasaría de menos de 19.5 mil a casi 42 mil en esos 4 años.
El ahorro de costes, la flexibilidad y las sinergias son las principales ventajas de los lugares de coworking. Existen diversos tipos, pero para que el elegido sea adecuado, no deben faltar estas características:
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Las nuevas realidades laborales no pueden respirar sin una buena conexión a internet. Es el eje que soporta la flexibilidad de los modelos deslocalizados de trabajo. Por ello, un espacio de coworking debe garantizar, casi como máxima prioridad, unas herramientas técnicas que permitan a los usuarios navegar con velocidad y sacar el máximo partido a sus dispositivos.
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Además, debido a que resulta imposible asegurar que todo va a funcionar al 100 % las 24 horas al día, conviene que el espacio disponga de un equipo se asistencia técnica para resolver cualquier eventualidad sin que el día a día de los trabajadores se vea afectado.
Una encuesta realizada por Visual Capitalist a usuarios de espacios de coworking señalaba qué aspectos son los más valorados de este modelo de oficina. Los tres primeros citados por los trabajadores eran «la atmósfera sociable y agradable (59 %)», «la interacción con otros trabajadores (56 %)» y el sentido de comunidad (55 %)». Las respuestas subrayan la importancia de que el lugar favorezca las sinergias. Es decir, contenga zonas de trabajo cómodas, con mesas relacionadas que permitan interconectar con el resto de compañeros.
Pero además, las sinergias no se limitan al momento en el que se trabaja, sino que se trasladan a las zonas comunes. En ese sentido, disponer de lugares acogedores en los que almorzar o relajarse (sofás, terraza, cafetería…), funciona como un gancho perfecto para conectar con el resto.
La interconexión puede surgir del contacto diario, pero también puede promoverse desde otros ámbitos. Cada vez más espacios de coworking apuestan por impulsar actividades conjuntas que ayuden a los usuarios a relacionarse entre sí más allá del trabajo.
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Así, la oficina compartida puede ser escenario de clases de yoga, actividades deportivas, cursos de cocina, pequeños conciertos o actuaciones teatrales (con opción a que acudan familiares y amigos, para estrechar lazos), conferencias de distintas temáticas… Tanto los propios usuarios como la organización que gestiona el espacio de coworking puede encargarse de lanzar este tipo de iniciativas. El lugar debe estar habilitado para ello.
Además de su función colectiva, es clave que el espacio de coworking ofrezca opciones para que los usuarios tengan algo de privacidad, con salas para realizar llamadas, entrevistas, presentaciones o recibir clientes. Para ello, además de las propias localizaciones y su comodidad o adaptabilidad, resulta fundamental que exista un sistema claro para organizar las reservas, tiempos de uso y oportunidades de personalizar la sala en función de las necesidad (muestrarios, imagen corporativa, música, temperatura, etc.).
Por otro lado, además de las zonas comunes de esparcimiento, muchos espacios incluyen zonas individuales para leer, relajarse, escuchar música, ver una película o incluso ‘nap zones’ para dormir una recargante siesta. El bienestar es una aliada clave de la productividad.
En la citada encuesta de Visual Capitalist, la localización era otra de las claves más valoradas por los usuarios, en conceptos como «cercanía a mi casa (51 %)» o «buenas conexiones de transporte (41 %)». Es fundamental que el espacio de coworking urbano ofrezca facilidades de traslado, bien en forma de aparcamiento o servicios públicos cercanos (metros, autobús, carril bici, etc.).
Por otro lado, existen espacios que apuestan por localizaciones alejadas pero especialmente atractivas. Oficinas compartidas cerca del mar, en plena naturaleza, en zonas rurales… Cada vez son más los usuarios que prefieren alejarse del ruido y desarrollar su trabajo diario en un lugar tranquilo, con oxígeno puro.
Son 5 claves que ayudarán a que el espacio de coworking sea un impulso a tu productividad.
Borja Santamaría
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