La mayor compra corporativa de 2023 está a punto de materializarse. ExxonMobil, la mayor petrolera de Estados Unidos, negocia la adquisición de Pioneer Natural Resources por alrededor de US$60 mil millones, según adelanta The Wall Street Journal. Sería la mayor operación llevada a cabo por la compañía desde 1999. ¿Con qué objetivo?
La compra se enmarcaría dentro de una estrategia de Exxon Mobil que persigue encontrar nuevas locaciones para extraer petróleo y gas de esquito en la Cuenca Pérmica, situada entre Texas y Nuevo México. Pioneer es el mayor productor de la zona, sobre todo tras las adquisiciones durante la pandemia de Parsley Energy y DoublePoint Energy (US$11 mil millones).
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Por tanto, es el objetivo perfecto para ExxonMobil. Los enormes beneficios obtenidos por la petrolera impulsados por la guerra en Ucrania (US$55.7 mil millones en 2022) permiten a la compañía, valorada en US$430.98 mil millones, acometer una operación de semejantes dimensiones.
Exxon se convertiría en el gigante de la citada Cuenca Pérmica, donde se extraen 1.2 millones de barriles diarios. De esta forma, el grupo tendría a su disposición una fuente de suministro segura, estable y barata para alimentar sus refinerías.
La operación podría cerrarse en los próximos días, según The Wall Street Journal.
Así, mientras las acciones de Exxon caían ligeramente tras conocerse las negociaciones (-0.8 %), las de Pioneer se disparaban cerca de un 11 %. La capitalización de la compañía se sitúa en US$55.59 mil millones (dato de Companies Market Cap).
El movimiento tiene lugar en un escenario en el que el precio del petróleo atrae todos los focos macroeconómicos mundiales. En este sentido, y tras meses de subidas (+33 % entre julio y mediados de septiembre), parece que el precio de los diferentes barriles comienza a virar en sentido contrario. Y con fuerza.
Entre el 27 de septiembre y el 5 de octubre, el barril Brent cayó más de un 10 %, situándose por debajo de los US$85 y contraviniendo todas las previsiones que apuntaban a una demanda histórica, una oferta en retroceso y, como consecuencia de ello, un precio al alza.
Un ejemplo es el principal competidor de ExxonMobil en Estados Unidos, Chevron, cuyo CEO Mike Wirth pronosticaba que el crudo terminaría el año por encima de los US$100.
Las acciones de los principales bancos centrales del planeta, con altas tasas de interés, y el lento crecimiento de las grandes potencias parece estar dejándose notar en las últimas semanas. Un síntoma no demasiado halagüeño que, por otro lado, permite a los principales gestores macroeconómicos tomar oxígeno, viendo cómo el peligro de un fuerte repunte de la inflación podría desvanecerse.
Borja Santamaría
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