No es la primera vez que Elon Musk juega el papel de embajador. Irreverente, osado y disruptivo por naturaleza, el magnate entiende que, en ocasiones, la mano izquierda y la empatía son elementos indispensables para desbloquear situaciones o acercarse a alianzas exitosas.
Si a finales de febrero mostró su perfil más amable para negociar con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, las condiciones para abrir su megaplanta de Tesla en Monterrey, ahora ha viajado a China para realizar una sonada visita objetivos. Entre ellos, uno llamativo: apostar por que Estados Unidos y el gigante asiático estrechen lazos económicos.
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Musk aterrizó en avión privado en el aeropuerto de Pekín en la que constituyó su primera visita al país desde 2020. El CEO de Tesla se reunió con varios altos ejecutivos del gobierno chino, como el ministro de Asuntos Exteriores o el ministro de Industria.
La visita engloba varios asuntos. Musk trató temas relacionados con su principal ámbito de negocio, el sector de los autos eléctricos, pero también tuvo una dimensión política, ya que supuso un gesto en favor de la estabilidad en las relaciones entre las dos mayores potencias del planeta.
Los encuentros tienen lugar en un momento crucial para el mercado de los autos eléctricos. Con 2035 como fecha clave en el horizonte (la Unión Europea prohibirá la matriculación de autos de combustión), Tesla lidera con claridad el mercado, pero en China el tablero es totalmente diferente.
Si su cuota de mercado en el sector de los carros eléctricos ronda el 60 % en Estados Unidos, en China no alcanza el 8 %, con potentes competidores en plena expansión que se sitúan por delante de la compañía de Musk.
Es el caso de BYD (Build Your Dreams). La multinacional china, especializada en carros eléctricos, se ha convertido en la marca de autos más vendida en el gigante asiático, superando a Volkswagen. Ya es el cuarto fabricante de carros más valioso del planeta (US$103.61 mil millones, según Companies Market Cap), y su capitalización bursátil se ha disparado un 511 % desde 2019 (un caso similar al del propio Tesla)
Uno de sus principales inversores es Warren Buffet.
Tesla tiene, por tanto, camino por recorrer en China. En 2019, la compañía abrió en Shanghái su primera «gigafactoría» fuera de las fronteras de EE.UU. La planta produjo 71,000 autos el pasado año, que suponen más del 50 % de sus ventas globales (datos de Global Market).
Hace unas semanas dio un paso más, anunciando una próxima apertura de una fábrica de baterías «Megapack» (estabilizan redes eléctricas y evitan cortes de suministros) en la misma ciudad.
«La modernización de China conlleva un potencial de crecimiento y una demanda sin precedentes, y esto incluye la industria de los vehículos de nueva energía», afirmó Qin Gang, ministro de Asuntos Exteriores, en palabras recogidas por la agencia de noticias EFE.
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«China seguirá promoviendo una apertura de alto nivel y seguirá comprometida a crear un entorno de negocios internacional, con base a la ley y orientado al mercado, para empresas de todo el mundo, incluyendo Tesla», agregó.
El ministro fue más allá, entrando en la esfera política: «Unas relaciones saludables, estables y constructivas entre China y Estados Unidos beneficia no sólo a todos los países sino al mundo entero», afirmó.
Palabras que comparte el propio Elon Musk. «Los intereses de Estados Unidos y de China están interconectados como hermanos siameses«, afirmó, de forma muy descriptiva, el magnate sudafricano. «Tesla se opone al desacople y espera seguir expandiendo sus negocios en China», detalló.
Musk no es el único gran ejecutivo del ámbito estadounidense que ha visitado China recientemente. Como recoge France24, Tim Cook, CEO de Apple, estuvo en el país en marzo, mientras que en los últimos días, Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, y Laxman Narasimhan, CEO de Starbucks, han viajado a la segunda potencia económica mundial.
Gestos que dibujan un movimiento empresarial de alto nivel en favor de una normalización de relaciones económicas y comerciales entre los dos gigantes del planeta.
Borja Santamaría, con información de EFE
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