Desde el inicio de la humanidad, se han confeccionado herramientas para llevar a cabo diversas tareas diarias, como la caza de alimentos, confección de vestimenta e incluso comunicarse. Las armas de fuego surgieron como un método de protección del ser humano, sin embargo, hoy en día su uso se ha expandido dentro del espectro.
Con el desarrollo de la sociedad, pasaron a ser cada día más letales, accesibles y sencillas; su uso fue normalizado tras las guerras mundiales, junto a diversas leyes alrededor del mundo. Al hablar de armas de fuego, ya no solo se trataba de un revólver, sino rifles de mayor calibre.
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Debido a mencionada ‘normalización’, el acceso llega a todos y el mercado negro también, por ello se ha declarado el 9 de julio como Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego tras la Conferencia General sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras en 2001 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Para 2018, las tiendas de armas de fuego recibieron al menos $ 11,000 millones de dólares, según informa IBIS World; los fabricantes obtuvieron ingresos de US$ 17,000 millones, en su mayoría proveniente de ventas de armas a los Estados Unidos.
Frente a otras cifras de diversos sectores, estos miles de millones tienen poco peso. Pero, el factor alarmante dentro de la industria es la cantidad de dinero invertido para que los individuos se protejan de ellos mismos.
Según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el mercado de las exportaciones de arma no descansó durante la crisis sanitaria; Estados Unidos aumentó 5 en puntos porcentuales, de 32% a 37% en un periodo de cuatro años (2016-2020), su market share, dominando el negocio del armamento mundialmente.
La caída en las exportaciones de Rusia y China abrió paso al crecimiento de Estados Unidos, Francia, junto a Alemania, situándose como primer, tercer y cuarto país líderes; el aumento se vio compensado por la disminución de otras naciones.
Cerca del 50% de los envíos provenientes de EE.UU. fueron a Medio Oriente, el cual registró mayor incremento en el último periodo, representando un 25%. Por otra parte, dentro de la región, Arabia Saudita multiplicó sus importaciones 61 puntos porcentuales, mientras Egipto y Qatar, 135% y 361%, respectivamente.
Sin embargo, este ‘libre’ tráfico y acceso trae consigo controversia política, puesto a que en 2020, casi la mitad de los hogares estadounidenses reportaron poseer una o más armas de fuego, convirtiendo así a la nación americana en la población más armada internacionalmente.
Mientras que en la potencia mundial, ahora liderada por Joe Biden, no se reportan declives en tiroteos masivos, otros países optan por frenar la posesión de cualquier tipo de arma inicialmente diseñada como instrumento de muerte.
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