Spotify, que se creó en 2006 en Estocolmo, es uno de los proveedores de música más importantes del mundo, con más de 600 millones de usuarios mensuales. En un momento en que los artistas musicales se enfrentaban a un mundo de piratería, Spotify surgió como un catálogo intermediario que ofrecía millones de canciones para escuchar en línea en lugar de comprarlas.
Cuando Spotify irrumpió en el mercado, muchos se preguntaban por qué Apple, el gigante tecnológico, no aplastaba a esta nueva plataforma en su cuna. Ken Parks, entonces jefe de contenido de Spotify, tenía una respuesta clara: Apple no creía que fuera necesario.
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En ese momento, iTunes dominaba el mercado de descargas musicales, pero el streaming era un territorio casi inexplorado. Spotify no competía directamente con Apple, sino con otros servicios de streaming como Pandora, MOG, Grooveshark y Rdio, la mayoría de los cuales ya no existen.
Sin embargo, en 2015, Apple intentó asfixiar a Spotify aprovechando su control sobre la App Store. Desde imponer tarifas del 30 % sobre suscripciones hasta bloquear actualizaciones de la aplicación, parecía que el gigante tecnológico tenía todas las de ganar. Sin embargo, Spotify, liderada por Daniel Ek, respondió con una estrategia innovadora que no solo le permitió sobrevivir, sino también consolidarse como el líder del mercado.
Spotify nació en un contexto donde la industria musical estaba en crisis. La piratería había diezmado los ingresos, las ventas de CD se desplomaban y iTunes reinaba en el mundo de las descargas legales.
Daniel Ek, fundador de Spotify, vio una oportunidad en el streaming, un modelo que muchos consideraban destinado al fracaso. Sin embargo, Spotify no solo sobrevivió, sino que prosperó, gracias a una combinación de visión, innovación y una estrategia bien ejecutada.
Pasarían años antes de que Apple, Google y Amazon lanzaran sus propios servicios de streaming. Cada uno de estos lanzamientos fue visto como un potencial «asesino de Spotify», pero ninguno logró desbancar a la plataforma sueca. En 2015, Spotify ya tenía 75 millones de usuarios activos, presencia en 58 países y una valoración de 8,400 millones de dólares. Fue entonces cuando Apple decidió entrar en el juego del streaming musical con Apple Music, utilizando su control sobre la App Store como ventaja.
Tanto Spotify como Apple Music ofrecen más de 100 millones de canciones para elegir y miles de listas de reproducción creadas por expertos.
Una característica que ofrece Apple Music y que no tienen sus competidores es la opción de ver videos musicales y una gran cantidad de documentales relacionados con la música o películas de conciertos de artistas que van desde Billie Eilish hasta The Velvet Underground. Apple Music también ofrece la oportunidad de escuchar radio en vivo de una variedad de estaciones internas.
A pesar de esto, Spotify todavía parece ganar en términos de alcance. Spotify actúa como una tienda única que no solo ofrece música y listas de reproducción infinitas, sino también podcasts y ahora audiolibros para comprar, algo que Apple Music no hace. En cambio, Apple tiene aplicaciones separadas para ambos (Apple Podcasts y Books).
Apple impuso una tasa del 30 % sobre todas las suscripciones realizadas a través de su App Store, prohibió los enlaces a opciones de pago externas y bloqueó las actualizaciones de aplicaciones que mencionaban precios. La intención era clara: asfixiar lentamente a Spotify. Como resultado, Spotify costaba US$12.99 en iOS para cubrir el 30 % de Apple, mientras que Apple Music costaba US$9.99 en todas las plataformas.
Ek decidió exponer las prácticas anticompetitivas de Apple al público. A través de la campaña TimeToPlayFair.com, Se presentaron pruebas contundentes de cómo Apple limitaba su crecimiento:
Actualizaciones bloqueadas: Apple rechazó al menos 12 actualizaciones de la aplicación, afectando su capacidad de mejorar la experiencia del usuario.
Integración bloqueada: Se le negó el acceso a tecnologías clave como el HomePod y Siri, limitando su funcionalidad en dispositivos Apple.
Restricción de comunicaciones: Apple impedía que contactara directamente a sus usuarios para informarles sobre alternativas de pago.
La campaña no solo generó indignación en la industria tecnológica, sino que también atrajo la atención de los gobiernos y reguladores. Spotify transformó su lucha en una narrativa sobre justicia, ganando el apoyo de desarrolladores, consumidores y organismos reguladores.
Asimismo, Daniel Ek presentó una denuncia antimonopolio ante la Unión Europea, acusando a Apple de prácticas desleales.
La respuesta de Apple fue contundente: «Spotify quiere todas las ventajas de una aplicación gratuita sin serlo». Sin embargo, la denuncia de Spotify puso en evidencia las prácticas de Apple, incluyendo el bloqueo de Spotify en HomePod, la prohibición de la integración con Siri y la restricción de comunicaciones con los usuarios.
La Unión Europea abrió una investigación formal, y el Congreso de los Estados Unidos también interrogó a Apple. Otros desarrolladores se unieron a la lucha, y en 2021, Apple fue obligada a permitir enlaces de pago externos, lo que comenzó a desmoronar su impuesto del 30 %.
Durante toda esta guerra, Spotify siguió creciendo: de 75 millones de usuarios en 2015 a obtener en el tercer trimestre de 2024, 640 millones de usuarios activos mensuales, un aumento del 11 % interanual.
Los suscriptores premium aumentaron a 252 millones, también un millón por encima de las previsiones, representando un incremento interanual del 12 %. Este crecimiento en suscriptores premium se atribuye a campañas promocionales exitosas y al buen desempeño de estrategias de retención y atracción de usuarios en todas las regiones, destacando especialmente Europa y América Latina.
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