La organizaión de una Expo no solo conlleva una enorme bonanza económica, sino que también se destaca como un escenario donde la nación anfitriona puede presumir sus mayores logros. Celebridades como Charles Darwin o Samuel Colt han dejado su huella en estas exhibiciones, perpetuando su influencia hasta nuestros días. En ese contexto y, a medida que Arabia Saudita se acerca al final de su vasto y complejo plan de diversificación económica, espera brillar con luz propia en la Exposición Mundial 2030.
Bajo el cautivador tema “La era del cambio: juntos por un mañana previsor”, Riad quiere mostrar al mundo que está preparada para crear una edición de la Expo incomparable y que dejará una marca indeleble en los corazones y las mentes de sus visitantes de todo el mundo. Así, el país arábigo, marca otro hito para la región del Golfo después de la Expo 2020 en Dubai y la próxima Copa Mundial de la FIFA en Qatar en 2022.
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Desde sus inicios, la Gran Exposición de 1851, también conocida como la Exposición del Palacio de Cristal, fue la primera exposición universal de la historia. La exposición se celebró en Londres, del 1 de mayo al 15 de octubre de 1851. Inicialmente, fue un reflejo del auge industrial europeo, pero con el tiempo se transformó en una plataforma para el intercambio cultural y, más recientemente, en un ejercicio de branding nacional.
En nuestro presente, para Arabia Saudita, ganar el derecho de ser el anfitrión de la Expo 2030 en la primera ronda de votación en París fue un logro significativo y se atribuye en parte a su enfoque proactivo para establecer relaciones internacionales y propiciar oportunidades de inversión.
La victoria también demuestra cómo, una vez más, ha podido ejercer el poder, el dinero y la influencia del reino para superar los intentos de aislar a Arabia Saudita por preocupaciones de derechos humanos y los esfuerzos por estereotiparla como un remanso desértico con poco que ofrecer al mundo. Muy por el contrario, el país arábigo ha buscado posicionarse como un líder global indispensable, y al reino, como un importante destino para los negocios y el turismo.
Arabia Saudí es uno de los destinos turísticos de más rápido crecimiento. En el primer trimestre de 2023, fue el segundo país del mundo con mayor número de llegadas internacionales, lo que supone un crecimiento del 64 % en comparación con el mismo período de 2019.
Por lo mismo, no fue extraño que para su candidatura, Arabia Saudita diera a conocer una extensa campaña centrada en los megaproyectos futuristas que el Príncipe Mohammed planea construir en todo el país para 2030, los cuales incluyen una estructura gigante en forma de cubo que los videos promocionales llaman “una puerta de entrada a otro mundo”.
Su presentación en París, incluyó un vídeo en el que la estrella del fútbol portugués Cristiano Ronaldo, a quien el reino reclutó para jugar en su liga nacional, en un acuerdo supuestamente valorado en unos 200 millones de dólares mostrara al reino como un “faro de progreso y sostenibilidad” y una nación joven y vibrante que experimenta un cambio sin precedentes.
“Nuestros jóvenes están liderando el cambio ”, afirmó en la presentación la princesa Haifa Al Mogrin, delegada del reino ante la UNESCO.
Solo una década después de su celebración en los Emiratos Árabes Unidos,el país árabe, subraya la creciente influencia económica y cultural de la región. Arabia Saudita ha estado tejiendo una red de eventos internacionales que van desde la Fórmula 1 hasta la WWE, con la mira puesta incluso en la Copa Mundial de la FIFA 2034 y los Juegos Olímpicos de Invierno de 2029.
El reino ha asignará más de 7, 800 millones de dólares para albergar el evento, una inversión pequeña si se consideran los beneficios publicitarios.
Desde el impulso a las empresas locales hasta el desarrollo de infraestructura y el fomento del sector de la hospitalidad, se esperan numerosas oportunidades para el crecimiento y el empleo.
La iniciativa gubernamental “Made in Saudi” también se beneficiará, ya que los ojos del mundo se centrarán en Riad, explorando nuevas oportunidades comerciales e inversiones y, en los próximos meses, veremos cómo Arabia Saudita desarrolla planes ambiciosos para este evento que, sin duda, marcará su trayectoria más allá de 2030.
Durante el año pasado, el reino también había forjado relaciones más profundas con varios estados con los que anteriormente tenía pocas o ninguna conexión, explorando nuevas inversiones y estableciendo relaciones diplomáticas.
El Príncipe Mohammed organizó por primera vez una cumbre de líderes caribeños y, gracias a ello, Colombia declaró su apoyo oficial a la candidatura del reino a la Expo durante una visita de una delegación saudí que se comprometió a abrir una embajada en el país y en Europa, el presidente Emmanuel Macron de Francia expresó desde el principio su apoyo a la candidatura de Arabia Saudita.
A pesar de este apoyo internacional, la oferta saudita tuvo sus detractores. Quince grupos de derechos humanos firmaron una carta abierta a los miembros de la Oficina Internacional de Exposiciones instándolos a no votar por Arabia Saudita debido a su “historial de violaciones de derechos humanos básicos y limitación de libertades”.
Bajo el príncipe Mohammed, el reino islámico conservador ha sido testigo de una dramática flexibilización de las restricciones sociales, incluso para las mujeres, junto con una represión política contra la disidencia que se ha profundizado a lo largo de los años.
El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, ciudad candidata de Italia para albergar el evento, advirtió que la victoria saudita podría significar una exposición “sombría, opresiva y oscura”.
Al principio de su mandato, el presidente Biden buscó aislar a Arabia Saudita y al príncipe Mohammed por violaciones de derechos humanos como las de la guerra en Yemen y el asesinato del escritor saudí exiliado Jamal Khashoggi. Pero una y otra vez, la riqueza petrolera y la influencia geopolítica del reino han hecho que sea imposible ignorarlo. Biden visitó el país el año pasado, en parte para buscar la ayuda del príncipe para mantener bajos los precios del petróleo después de que Rusia invadiera Ucrania.
Según proyecciones internas, se prevé que la Expo 2030 reciba cerca de 40 millones de visitas al recinto y más de 1,000 millones de visitas virtuales al histórico pabellón metaverso. Además, la Expo 2030 ocupará más de 6 millones de metros cuadrados y contará con 246 participantes únicos en el evento.
De esta manera, la Expo se presenta como una oportunidad para que el Arabia Saudita muestre su evolución y defina su futuro en la escena global.
Artículo retomado de la edición de abril de Revista Mercado
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