Ser emprendedor no es fácil (si así lo fuera, todos lo serían), pero trabajar en una startup tampoco lo es, el equipo debe convertirse en emprendedor para ser parte de la visión de crecimiento de una empresa, así lo aseguran los participantes del panel ‘La aventura de trabajar con emprendedores’, durante la Cumbre 2021 de la Asociación de Emprendedores de México (Asem).
Todas las compañías, sin importar su tamaño, siempre buscarán generar ingresos, ganancias y expandirse. El tema con las startups es el tiempo, se tiene que lograr un crecimiento en el menor tiempo posible, comenta Paola Fernández, Chief of People de Jüsto, el primer súper 100% en línea en México. Para lograrlo, señala Fernández, se tienen que realizar ajustes en el día a día.
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Aunque no todo se trata de ir sobre la marcha. Otro de los retos asociados al tiempo es lograr aterrizar la idea del emprendedor para trazar el camino a seguir y así poder lograr el objetivo ambicioso que se tenga, dice Daniel García, Head of Product de Synapbox, firma que automatiza el proceso de recopilación de feedback de consumidores a través del uso de Inteligencia Artificial.
Para García los emprendedores tienen esta prisa de hacer cosas, de impactar, de generar emprendimientos que ayuden a cambiar vidas y personas, y es con esta prisa que también se tiene objetivos muy grande.
Así, cumplir las expectativas de ejecución de los emprendedores se vuelve todo un reto, señala Hernán Barbieri, director global de Operaciones de Kidzania, un centro de entretenimiento y aprendizaje familiar con presencia en 22 países. Un reto que es más fácil enfrentar, si la cultura del emprendedurismo se comunica, permea a toda la organización, se involucra y se toma en cuenta a todos los miembros para que se sientan completamente parte del proyecto y así lograr los objetivos juntos. “Se debe inspirar a todos y subirnos todos al barco. Es un trabajo no de una sola vez, sino de todo el tiempo”, dice Lucia Mecott, directora de Tecnología y Operaciones de BlueMessaging, compañía que se encarga de facilitar la comunicación de la empresa con proveedores y clientes.
La clave también está en priorizar y poner límites, coinciden tanto Fernández como Barbieri. Pero el tiempo no es un enemigo y de hecho se convierte en uno de los grandes beneficios de trabajar con un emprendedor: “la historia de nunca acabar, es decir, tienes un proyecto, una idea, la implementas, terminó, y no tienes tiempo para decir ya está, porque ya viene algo nuevo”, dice Barbieri, es un aprendizaje constante.
El ritmo y la manera de trabajar en una startup cambia el chip de todas las personas que colaboran en la compañía y las vuelve emprendedoras y generadoras de nuevas ideas. Es un cambio, señalan los panelistas, que se vuelve necesario si se quiere llegar a los resultados esperados y que al mismo tiempo genera un gran crecimiento profesional.
García considera que algo que no tienes en una corporación grande, es la rapidez para presentar una idea, que te la aprueben y que se empiece a ejecutar”, dice Fernández. Gracias a este dinamismo, “el aprendizaje en una startup es exponencial, mientras que en grandes corporativos puede ser más lineal.
Para Fernández, de Jüsto, hay aprendizaje en cualquiera de los dos tipos de empresa, solo que es diferente, para ella en una startup es algo más tangible, en donde hay más involucramiento en la operación del día a día, pero en un gran corporativo se aprende mucho sobre la estrategia.
En lo que todos los panelistas están de acuerdo es que en una startup se aprende de forma rápida, y de hecho para Mecott, de BlueMessaging, es una de las mejores cosas de trabajar en una startup: ver como personas recién graduadas que llegan con toda la energía tienen un crecimiento profesional acelerado. KD
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