La deuda pública mundial, que en 2021 aumentó un 7.8%, hasta los 65.4 billones de dólares (60 billones de euros), se disparará este año un 9.5%, hasta alcanzar un récord de 71.6 billones de dólares (65.4 billones de euros).
Estados Unidos, Japón y China serán los principales responsables de este aumento, según la segunda edición del Janus Henderson Sovereign Debt Index.
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El crecimiento de la deuda, relativamente paulatino desde 2015 hasta 2019 es, se disparó con la pandemia.
En los últimos tres años, ha aumentado un 25%. Por si fuera poco, las previsiones para los próximos años no invitan al optimismo.
Según el informe, la cuenta a devolver irá creciendo en los próximos años, superando ampliamente los 80 billones de dólares en 2025.
Del estudio también se desprende que los intereses crecerán de la mano de la deuda en los próximos tres años, acercándose a los 2.5 billones de dólares. Una mochila pesada que las economías deberán cargar a sus espaldas.
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La deuda que creció a mayor ritmo y cuantía en términos de efectivo, con un aumento del 20%, o 650,000 millones de dólares, fue la de China.
El gran gigante asiático ha disparado su deuda pública en un billón de dólares desde el inicio de la pandemia. Pese a que sus intereses se redujeron ligeramente en 2021, se han multiplicado por tres desde 2015.
El país es responsable de dos quintas partes de toda la deuda acumulada por los países emergentes. Se prevé que la cuenta siga creciendo en los próximos años.
1.3 billones de dólares añadidos en un año. O lo que es lo mismo: 3,434 dólares más por cada por cada ciudadano en sólo doce meses.
Son las cifras del crecimiento de la deuda estadounidense durante el año 2021. Un frío dato con dos caras: por un lado, supone un aumento del 6.1%, que es menor al 7.8% de media registrado en el resto del mundo; por otro, fija el listón de la deuda estadounidense en 22.3 billones de dólares.
Nada menos que el 34% de la deuda planetaria está en el debe de Estados Unidos, cuando su producto interior bruto ronda, aproximadamente, el 24% del PIB mundial.
La desproporción se ha agravado en los últimos tres años. Mientras el resto del mundo ha aumentado su deuda algo menos de un 22% durante la pandemia, Estados Unidos ha disparado la suya un 33%.
No todo fueron malas noticias para EE.UU.. Gracias a una redistribución de su deuda, consiguió reducir en 51 billones los intereses a pagar en 2021.
Sin embargo, se estima que la deuda seguirá creciendo y sus intereses alcanzarán máximos en 2023.
Japón llegó a la pandemia en una situación de deuda extremadamente llamativa. El país del sol naciente debía bastante más del doble de lo que producía su economía.
Eso explica que el desequilibrio creado por la pandemia fuese menor que en otros países, ya que su gobierno apenas pidió un 6% de dinero adicional para combatir el covid-19, en contraste con el 25% de media mundial.
El gobierno japonés solicitó 5,770 dólares adicionales por ciudadano. Una cifra sensiblemente inferior a la de, por ejemplo, Reino Unido o algunos países de Norteamérica.
Pese a ello, los números son alarmantes. En 2020, Japón llegó a tocar el listón del 259% de deuda respecto al PIB.
¿Cómo puede un país sobrevivir con semejante soga al cuello? La explicación es la excelente credibilidad que tiene el país para las calificadores y que la mayor parte de la deuda, alrededor del 85%, está en manos japonesas.
Por otro lado, Japón paga muy pocos intereses, unos 23 billones. Por ejemplo, es parecido a lo que paga España con una deuda siete veces menor.
A contracorriente de las economías más grandes del planeta, Brasil logró contraer su deuda relativa en plena pandemia. El gigante latinoamericano la redujo un 9% respecto a su producción, para llevarla desde el 89% del PIB hasta el 80% del PIB.
La deuda con la que Brasil cerró el 2021 se situó en 7 billones de reales, equivalentes a 1.3 billones de dólares. Los datos del arranque de año han mantenido la misma línea.
Así, la mayor economía de la región concluyó el mes de marzo con una deuda que corresponde al 78.5% de su producto interior bruto. Una bajada a la que se une, según datos de su BC, el déficit fiscal nominal, que en diciembre del pasado año se sitúo en su mínimo desde 2013.
El dato se redujo del 13.6% al 4.4% del PIB. Un descenso que no se tradujo en un ahorro de intereses. Más bien al contrario. Los costes adicionales a la deuda aumentaron desde los US$57.5 millones (4.2% del PIB) en 2020 hasta los US$83 millones (5.2% del PIB) en 2021.
La deuda de República Dominicana aumentó y disminuyó a la vez en 2021. La cifra total en el debe del país aumentó y, sin embargo, su peso sobre el producto interior bruto cayó. Una tendencia que podría mantenerse durante el año en curso.
En números concretos, la deuda de RD dio un salto de US$3 mil millones durante el año 2021, acercándose a los US$50 mil millones totales. Sin embargo, el país vive momentos de recuperación económica tras la pandemia.
El PIB domincano se expandió un 12.3% durante el 2021. Así, la ecuación resulta en que la deuda se redujo del 58% del PIB, en 2020, al 51% del PIB, en 2021. El horizonte se presenta esperanzador para la economía dominicana.
Las perspectivas hechas públicas por Moody’s señalan que el país se mantiene por la buena senda, y podría alcanzar un crecimiento del 5% durante el año en curso. Un dato superior a de la mayoría de países vecinos y con características similares. Eso ayudaría a que la deuda se situase en un 49% del PIB. (Artículo retomado de la edición de Mercado junio 2022)
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