La segunda economía del planeta navega contracorriente. Mientras el mundo sigue inmerso en una lucha sin cuartel contra la inflación, en la que sacrifica su propio crecimiento para intentar controlar el alza de precios, China tiene otros planes. El gigante asiático ha anunciado medidas que contradicen las del resto de potencias. Con casi todos los países subiendo las tasas de interés, el Banco Central de China decide bajarlas hasta mínimos históricos. ¿Por qué?
Con Estados Unidos, la Unión Europea y muchas economías latinoamericanas elevando las tasas de interés a valores máximos en las últimas décadas, China ha tomado la decisión de reducir un 1 % dos de sus tipos:
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Son los primeros pasos de una estrategia que sitúa a China en el lado contrario del tablero. Una decisión cuyo objetivo es «mantener una liquidez razonable y suficiente en el sistema bancario», según el banco central.
Con esta medida, China elabora un orden de prioridades distinto al del resto de potencias. El gigante asiático vive momentos convulsos, y su economía sufre momentos de inanición por culpa de las últimas restricciones provocadas por la covid-19. Durante el periodo abril-junio, el crecimiento fue de un -2.6 % (un 0.4 % interanual), el peor dato de las 10 economías con mayor PIB del planeta.
Un escenario que encendió las luces de alarma y empujó a su banco central a virar el rumbo.
El mundo tiene como prioridad absoluta controlar los precios, incluso a costa de caer en un escenario de recesión. China, en cambio, se marca como objetivo número uno recuperar el ritmo de crecimiento de su economía.
Dicho de otro modo: Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, entre otros, quieren rebajar su demanda, para ello, y aumentan el precio del dinero; China, por su parte, toma medidas para que el dinero vuelva a fluir y la demanda crezca. Pone el crecimiento por encima del control de la inflación.
Además del golpe provocado por las medidas anticovid en la economía china, uno de los factores que influyen decisivamente en su estrategia es que la inflación no es un problema tan grave como en la mayoría de países. La tasa interanual de aumento de precios en el gigante asiático es de un 2.7 %. Un dato superior al de 2021 (0.9 %), pero similar al de 2020 (2.42 %) e incluso inferior al de 2019 (2.9 %).
Por tanto, China no tiene la soga al cuello de la aceleración desbocada de precios y puede tomar medidas diferentes. Sus urgencias tienen que ver con el crecimiento. De ahí que apunte su estrategia en esa dirección, opuesta a la del resto del planeta.
Por Redacción Mercado
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