Las economías del mundo están entrando en un periodo de desaceleración debido a la elevada inflación, el aumento en las tasas de interés y la reducción de inversiones, de acuerdo con lo que marca el Banco Mundial en su último Informe de Perspectivas económicas mundiales. La previsión indica que la economía mundial crecerá un 1,7 % en 2023 y 2,7 % en 2024; para América Latina y el Caribe, se prevé una reducción en el crecimiento al 1,3 % en 2023, que luego se recuperaría hasta alcanzar un 2,4 % en 2024.
En 2023, el crecimiento mundial se desacelerará del 3 % pronosticado hace seis meses al 1,7 %.
Si bien la desaceleración se dejará sentir en todas las economías, en el 95 % de las economías avanzadas los pronósticos se corregirán a la baja y el 70 % para los mercados emergentes y economías en desarrollo.
“Los países emergentes y en desarrollo se enfrentan a un período de varios años de crecimiento lento impulsado por una pesada carga de la deuda y escasas inversiones; al mismo tiempo, el capital mundial es absorbido por las economías avanzadas (…)», explicó David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
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En lo que respecta a América Latina y el Caribe, las estimaciones de 2022 indican que la región creció un 3,6 %. Se espera que el crecimiento se desacelere hasta el 1,3 % en 2023, para recuperarse al 2,4 % en 2024.
Con un crecimiento lento en Estados Unidos y China, se prevé que la demanda de las exportaciones se reduzca y que el aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos traiga consigo una serie de condiciones financieras restrictivas.
Por otro lado, la inversión regional disminuirá como consecuencia del aumento de los costos del financiamiento, la escasa confianza empresarial y la fuerte incertidumbre normativa.
En el Caribe, se espera una expansión más firme del 5,6 %, pero esto será reflejo en parte de una recuperación largamente demorada tras la recesión provocada por la pandemia.
De acuerdo con el Banco Mundial, el débil crecimiento mundial podría afectar los precios de productos básicos, afectando directamente a las economías exportadoras. En caso de un mayor endeudamiento de las condiciones financieras mundiales podría generar tensiones en economías vulnerables.
La inflación interna en América Latina y el Caribe podría ser más persistente de lo previsto, lo que podría elevar las expectativas inflacionarias a largo plazo. En ese caso, para controlar la inflación de forma duradera quizá se requiera un considerable incremento adicional de las tasas de interés.
Gabriel Rico Albarrán
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