¿Qué razones llevaron al papa Francisco, en medio de una crisis sanitaria, a abandonar la seguridad de sus aposentos para navegar en el silencio de la ‘’Ciudad Eterna’’?
Hasta la fecha en que emprendió el viaje, escoltado por una corte de guardias suizos entrajados de negro, el aumento del número de casos positivos de COVID-19 en Italia es sostenido y mantiene a la ciudadanía a las puertas de una catástrofe humana, que a la fecha, ha devenido en el colapso de hospitales, la cuarentena, el toque de queda nacional y la escasez de medicamentos.
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El papa Francisco en la basílica de Santa María Maggiore dirigió una oración a la Virgen, “Salus Populis Romani’’ y luego, en la iglesia de San Marcello al Corso, invocó el fin de la pandemia COVID-19 que ha llegado con un poderoso retumbe a Italia y ha consternado a gran parte del mundo. Abogó por la curación de enfermos, hizo un llamado al recuerdo de las víctimas mortales e instó a la fortaleza y consuelo de los familiares de esas víctimas.
En la iglesia de San Marcello al Corso se encuentra el “santo Crucifijo’’ al que envuelve una historia de milagros. Dicho crucifijo sobrevivió a un voraz incendio que devoró el 23 de mayo del ano 1519 una iglesia dedicada al Papa Marcelo. Los pobladores se hicieron fieles a la promesa de que aquel crucifijo de tamaños no descomunales tenía un claro mensaje de fortaleza y milagro.
Pero no es atribuida la definitiva grandiosidad a este crucifijo solo por ello, pues al llegar la
“Gran Peste’’ a Roma en 1522, el pueblo decidió llevar el crucifijo en una procesión que duró 16 días. En el decursar de estos, los efectos devastadores de la “Gran Peste’’ fueron cediendo, siendo atribuidos finalmente a la fortaleza de los rezos y a la divinidad milagrosa del santo crucifijo. Desde el año 1600 la procesión de San Marcello al Corso a la Basílica de San Pedro se volvió una tradicion de la ciudad eterna.
La salida del sumo pontífice fue inesperada para muchos y aun hoy, al enterarse cualquier fiel, se cuestiona con severa preocupación la actitud del papa Francisco que lo exponía a un claro riesgo de contagio del COVID-19 o coronavirus en una las naciones declaradas epicentros de la pandemia.
Esa tarde de Domingo el sumo pontífice salió en una peregrinación por la semidesierta ciudad eterna de Roma para llegar a dos recintos con la intención de clamar por la humanidad de los hombres y su salvación.
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