El Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), se crea en el año 2008, mediante el decreto 601-08, con el objeto de diseñar y transversalizar las políticas públicas orientadas a mitigar las causas del cambio climático y contribuir a la creación de resiliencia, para adaptarnos mejor a sus efectos.
La primera encomienda que asumió la gestión que encabeza Max Puig, vicepresidente Ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), fue la de coordinar y articular el proceso de revisión, actualización y mejora de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por sus siglas en inglés).
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La NDC es un ejercicio de planificación de mediano plazo, que resume las acciones de mitigación y las medidas de adaptación que cada país se compromete a realizar con el objetivo de alcanzar sus objetivos climáticos (ambición climática) en cumplimiento de los acuerdos internacionales suscritos a tales efectos como lo es el Acuerdo de París y la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
En diciembre de ese mismo año, la República Dominicana presentó formalmente su NDC actualizada, con una ambición climática incrementada a un 27% de reducción de gases de efecto invernadero, con respecto al año base.
Además, el país se comprometió a asumir, de manera incondicionada, el 25% de la inversión financiera necesaria para acometer el objetivo. En nuestra NDC se consignaron 46 acciones de mitigación y 37 medidas de adaptación.
Posteriormente, se diseñó el plan de acción de la NDC, que determina las iniciativas climáticas en los sectores de energía (incluyendo transporte), procesos industriales (IPPU), agricultura (AFOLU) y manejo de desechos, las medidas de adaptación en los sectores de seguridad hídrica, seguridad alimentaria, ciudades climáticamente resilientes, sector salud, sector turismo, recursos costeros marinos, ecosistemas, biodiversidad y bosques, y las acciones transversales en género, juventud, derechos humanos, y la gestión de riesgo.
Además, se incluyó un capítulo de financiamiento climático, evaluación de pérdidas y daños, y necesidades tecnológicas. La inversión estimada para acometer los objetivos de la NDC y su plan de acción se calcula en 18,000 Millones de dólares.
“En las sesiones de la semana del clima se debatirán temas sobre planificación urbana, estrategias de descarbonización de largo plazo, soluciones basadas en naturaleza, agricultura y financiamiento en el marco del concepto de justicia climática”.
La importancia de este acuerdo es capital, pues se convierte en el primer programa de apoyo directo al Plan de Acción de la Contribución Nacionalmente Determinada de la República Dominicana.
La consecución de los objetivos climáticos incluidos en la NDC, implica una inversión estimada de 18,000 millones de dólares, y una parte importante de ella, está condicionada a la recepción de contribuciones financieras, reembolsables y no reembolsables.
El Proyecto Caribbean Water Sanitación and Clean Ocean, contribuirá a la preparación y financiamiento de iniciativas, a la creación de capacidades, y a desarrollar el marco legal habilitante para mejorar el recurso agua en el Caribe, para la biodiversidad, la reducción de la contaminación por plásticos, y para la medición y reducción de la huella de carbono.
Del 19 al 21 de julio, Santo Domingo, se convierte en la capital y centro del cambio climático hemisférico, al recibir las delegaciones que participarán en la Semana Regional del Clima Latinoamérica y Caribe (LAACW 2022, por sus siglas en inglés), la cual marca el regreso de las semanas del clima presenciales en la región.
El programa de la LAACW 2022, incluye sesiones de alto nivel, para ministros y autoridades climáticas, así como otras sesiones de debate, que abren la oportunidad para que todas las partes interesadas intervengan, en preparación para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27) que tendrá lugar en Sharm El-Sheikh, en noviembre de 2022.
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El artículo 4.19 del Acuerdo de París, anima a todas las Partes a formular y comunicar sus estrategias a largo plazo para un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero tomando en cuenta los objetivos del Acuerdo (Artículo 2), considerando sus responsabilidades comunes pero diferenciadas.
Este requerimiento se incrementó con la publicación del más reciente informe del Panel de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) que determinó que, aun cumpliendo los compromisos establecidos en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), no se alcanzaría el objetivo de controlar el incremento de la temperatura de la tierra en un máximo de 2 grados Celsius.
Las estrategias de neutralidad climática de largo plazo son ejercicios de planificación que definen los lineamientos generales de largo plazo que seguirá el país de manera transversal e integrada, considerando un horizonte a 30 ó 40 años, según el caso, para hacer frente a los desafíos que presenta el cambio climático.
Estas definen el tránsito hacia un desarrollo bajo en emisiones de gases de efecto invernadero, hasta alcanzar y mantener la neutralidad de emisiones de estos; reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia a los efectos adversos del cambio climático; dando estricto cumplimiento a los compromisos internacionales asumidos por cada Estado en la materia.
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