Rishi Sunak, uno de los tres aspirantes cuando Liz Truss fue elegida como primera ministra de Reino Unido, se convirtió en el nuevo líder del Partido Conservador y por ende, el despacho del número 10 de Downing Street. Sunak ocupa el máximo cargo en el gobierno británico con retos en lo económico, político y social, acarreados desde el Brexit y maximizados por la crisis económica que azota al Reino Unido.
El exministro de economía consigue en una segunda oportunidad el liderazgo de su partido y del país. A la salida de Truss, entre los nombres que sonaban para ocupar el cargo apareció el de Boris Johnson y Penny Mordaunt; sin embargo, ambos desistieron y Sunak fue finalmente elegido, sin necesidad de votación, por el liderazgo de los ‘tories‘.
Sunak había sido también el pasado verano el candidato preferido por los diputados conservadores.
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El triunfo de Rishi Sunak es multifactorial: con 42 años, es el primer líder del Partido Conservador y ahora primer ministro que pertenece a una minoría étnica; sin olvidar que es el político más joven en llegar a ese cargo.
Sunak, que dimitió de su cargo como ministro de economía durante la administración de Boris Johnson, llegó al parlamento británico en 2015, cuando fue elegido para la Cámara de los Comunes por Richmond, condado de North Yorkshire.
En su momento apoyó el Brexit, durante el referéndum de 2016, lo que le valió un lugar en el gabinete de Johnson, primero como secretario jefe del Tesoro y finalmente como ministro de Economía.
Antes de la política, Sunak trabajó en diversas firmas financieras, como el banco de inversión Goldman Sachs y el fondo de capital riesgo The children’s investment Fund Management. En 2010 se unió a otra gestora de fondos, Theleme Partners, y fue director de Catamaran Ventures, propiedad de su suegro, el millonario indio N.R. Narayana Murthy.
Estudió política, filosofía y economía en el Lincoln College, Oxoford; posteriormente obtuvo una maestría en administración de empresas por la Universidad de Stanford.
Es aficionado a la Coca-Cola y a la Guerra de las Galaxias, fue criado en la ciudad de Southampton. Su padre fue médico y su madre, farmacéutica. Su familia llegó a Reino Unido en los 70.
La imagen personal de Sunak sufrió un duro golpe luego de los escándalos conocidos como ‘Partygate’, una serie de reuniones celebradas en el 10 de Downing Street cuando Boris Johnson fue primer ministro y el país se encontraba en pleno confinamiento, le valieron críticas.
Durante su etapa al frente del erario público, fue alabado por su plan de protección del empleo durante la pandemia pero se le criticó las ayudas insuficientes a los ciudadanos ante la inflación rampante y una subida impositiva que después revirtió parcialmente por presiones de sus colegas.
Su propuesta ahora es elevar los impuestos hasta controlar la inflación y hacer crecer la economía con medidas aún por precisar, en un retorno al conservadurismo fiscal ausente en el plan de su predecesora.
Con una fortuna personal estimada en €730 millones, se le cuestiona la capacidad para empatizar con las clases más desfavorecidas y de conectar con el electorado de cara a las próximas elecciones generales, previstas en 2024.
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La número dos del Partido Laborista, Angela Rayner, acusó este lunes al nuevo dirigente del Partido Conservador y próximo primer ministro, Rishi Sunak, de «eludir el escrutinio» al haber sido elegido por sus propios colegas sin haber siquiera detallado sus prioridades para el Reino Unido.
Rayner reiteró el llamamiento para que se convoquen unas elecciones anticipadas al ser el único candidato con los avales necesarios para concurrir a las elecciones internas de su formación.
«Los ‘tories‘ han coronado a Rishi Sunak como primer ministro sin que él haya dicho una sola palabra sobre cómo dirigirá el país y sin que nadie tuviera la oportunidad de votar», ha criticado la política laborista.
Rayner recordó que «este es el mismo Rishi Sunak» que, como ministro de Economía hasta el pasado julio, «no logró hacer crecer la economía ni controlar la inflación y no ayudó a las familias en la crisis por el coste de la vida provocada por los conservadores».
Por Gabriel Rico Albarrán
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