El presidente Donald Trump se encuentra con una inesperada barrera en su propio partido. Su nueva propuesta fiscal, bautizada como el «Gran y Hermoso Proyecto de Ley», ha sido detenida por legisladores republicanos clave que cuestionan su impacto en el déficit nacional. El proyecto busca renovar las exenciones fiscales implementadas entre 2017 y 2021, además de sumar recortes adicionales para sectores como propinas, horas extras y préstamos automotrices.
Sin embargo, durante una reunión en el Comité del Presupuesto de la Cámara Baja, cinco republicanos conservadores votaron en contra, superando el umbral de tres votos necesario para frenar el avance de la propuesta. Chip Roy, uno de los opositores, declaró que el plan compromete la estabilidad fiscal del país. “Estamos emitiendo cheques que no podemos cobrar y nuestros hijos pagarán las consecuencias”, dijo.
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El megaproyecto, valorado en 3.9 billones de dólares, busca ser aprobado antes del Día de la Independencia de Estados Unidos (4 de julio), pero enfrenta obstáculos significativos. Además de reducir impuestos a trabajadores y familias, incluye recortes a programas sociales, como Medicaid, que cubre a más de 71 millones de personas en situación vulnerable.
Aunque Trump insiste en que los cambios protegerán a los ciudadanos más necesitados, las divisiones internas entre conservadores radicales y moderados se han profundizado. Mientras los primeros exigen reducciones más drásticas, los segundos temen el impacto electoral de restringir programas como el SNAP (ayuda alimentaria).
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Desde su plataforma Truth Social, el expresidente lanzó múltiples mensajes pidiendo unidad total del Partido Republicano. “¡DEJEN DE HABLAR Y HÁGANLO!”, insistió, subrayando que el fracaso del plan se traduciría en un alza de impuestos del 65 % y en pérdidas políticas frente a los demócratas.
Además, Trump defendió públicamente una de las cláusulas más controversiales del plan, un nuevo impuesto del 5 % a las remesas enviadas fuera del país. La medida ya ha generado tensión diplomática, con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificándola como “una injusticia discriminatoria” hacia los migrantes mexicanos.
El destino del plan sigue siendo incierto. Sin la aprobación del Comité de Presupuesto, la propuesta quedaría estancada y no alcanzaría el pleno del Congreso ni el Despacho Oval. Incluso dentro del liderazgo republicano, como el presidente de la Cámara, Mike Johnson, surgen dudas sobre cómo equilibrar la reducción de ingresos con promesas de no tocar programas sensibles.
El presidente del Comité de Medios y Arbitrios, Jason Smith, admitió que aún no hay una estimación oficial del impacto fiscal, aunque aseguró que el monto actual está por debajo del límite de 4.5 billones de dólares establecido por el Partido Republicano.
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