La reunión entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, marca un acto importante en las relaciones entre ambos países. Este encuentro, programado para realizarse en Kazán, Rusia, se da en el contexto de la XVI Cumbre del grupo BRICS, un evento clave para las economías emergentes que busca desafiar el predominio económico y político del G7.
El presidente venezolano, acompañado por su esposa, Cilia Flores, y otros miembros de su gabinete, llegó a Kazán con la esperanza de fortalecer los lazos con Rusia y consolidar su aspiración de que Venezuela se adhiera al grupo BRICS.
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Esta participación inédita de un mandatario venezolano en la cumbre subraya la importancia que Caracas atribuye a la organización, especialmente en momentos en que el país enfrenta sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y otros actores occidentales.
Maduro ha expresado que BRICS representa el «epicentro del nuevo mundo multipolar» y la «esperanza» para los países del sur global, aquellos que buscan una mayor independencia de las economías dominantes y de las estructuras financieras tradicionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Fundado en 2009 por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, BRICS ha ganado relevancia como una plataforma alternativa al G7, agrupando a algunas de las economías emergentes más grandes del mundo.
En los últimos años, el grupo ha comenzado a expandirse, incorporando nuevos miembros como Egipto, Etiopía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán, bajo el nombre BRICS+. Esta expansión refleja el creciente atractivo del bloque para los países que buscan diversificar sus relaciones económicas y políticas a nivel global.
El grupo BRICS, que ya representa el 40 % de la población mundial y un cuarto del Producto Interno Bruto (PIB) global, se ha consolidado como un contrapeso al dominio occidental, promoviendo un orden mundial multipolar y buscando reducir la dependencia del dólar estadounidense.
Uno de los logros más importantes del bloque ha sido la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), diseñado para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en los países emergentes.
En medio de sanciones económicas impuestas por Occidente debido a su invasión de Ucrania, Rusia ha visto en BRICS una vía para fortalecer sus alianzas con otras grandes economías, como China e India. A través de esta plataforma, Moscú ha mantenido su influencia y ha sorteado las restricciones impuestas por Estados Unidos y Europa.
El gobierno de Putin ha sido un actor clave en la consolidación del grupo, y la cumbre, que actualmente se desarrolla, se presenta como una oportunidad para mostrar que Rusia sigue siendo un jugador importante en la política global, pese a los intentos de aislamiento por parte de Occidente.
Para Rusia, esta cumbre no solo es un foro para discutir temas económicos y de cooperación internacional, sino también una oportunidad para demostrar que tiene «muchos amigos en el mundo», como indicó un analista político.
Este enfoque le permite a Moscú proyectar una imagen de resistencia y adaptación ante los desafíos impuestos por la geopolítica global.
En la reunión de esta semana, los líderes de BRICS abordarán temas cruciales para la cooperación económica y política entre sus miembros. Entre ellos, destacan la expansión del grupo y la posibilidad de incorporar a más países en BRICS+, la cooperación en la industria petrolera, y la búsqueda de nuevas formas de colaboración en áreas estratégicas. Además, se espera que los líderes discutan cómo fortalecer el Nuevo Banco de Desarrollo y reducir la dependencia del sistema financiero dominado por Occidente.
El interés de Venezuela en unirse a BRICS refleja su deseo de integrarse a una economía global que no esté sujeta a las sanciones y presiones de Washington. Maduro ha sido explícito en su rechazo a las «medidas coercitivas» impuestas por Estados Unidos y ha destacado la necesidad de construir una economía basada en la «diplomacia de paz» que defiende BRICS.
La relación entre Rusia y Venezuela ha sido históricamente cercana, basada en la cooperación económica, militar y energética. Este nuevo encuentro entre Putin y Maduro apunta a fortalecer esos lazos y explorar nuevas áreas de colaboración en el marco de BRICS. Ambos países comparten intereses estratégicos en contrarrestar la influencia de Estados Unidos y buscan diversificar sus relaciones internacionales.
En este contexto, es probable que las negociaciones entre Putin y Maduro se centren en temas como la cooperación energética, dado que ambos países son importantes productores de petróleo y gas. Además, la expansión de BRICS ofrece a Venezuela una plataforma para reposicionarse en el escenario global, alejándose de la dependencia de los mercados y sistemas financieros occidentales.
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