El Super Bowl LVI que se disputan Los Angeles Rams y los Cincinnati Bengals, dejará una derrama económica para la ciudad de Los Ángeles, de US$477 millones.
La batalla por el campeonato de la NFL dejará a su paso enormes cifras de negocio por un encuentro que paraliza a Estados Unidos y a gran parte del mundo.
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«Esto significa miles de nuevos trabajos (…) y una oportunidad de mostrar Los Ángeles como la ciudad global y excepcional que es», apuntó el lunes la oficina del alcalde, Eric Garcetti.
Alrededor de 92 millones de espectadores verán el partido a través de la televisión.
La hostelería será uno lo de los sectores de la economía más beneficiados, pero los hoteles, a diferencia de bares y restaurantes, quizá no estén del todo contentos con que los Rams hayan llegado a la final ya que eso hará previsiblemente que no se den tantas reservas como si jugaran dos equipos de fuera de Los Ángeles.
Al margen del partido, el Super Bowl tiene numerosos eventos paralelos en la ciudad californiana entre los que destaca la Super Bowl Experience, una especie de parque de atracciones para los amantes de la NFL y que el pasado fin de semana reunió a 40,000 espectadores.
Pero el punto central es el encuentro de este domingo, cuyas entradas alcanzan precios estratosféricos.
En StubHub, el portal de referencia de reventa de tickets en Estados Unidos, el boleto más barato al jueves 10 de febrero costaba US$4,249, mientras que el pase de parking, algo fundamental en una ciudad como Los Ángeles, tenía un precio de US$390.48 para el más asequible, que está a una milla del estadio.
Quienes no puedan acudir al SoFi Stadium, que costó más de US$5.000 millones y que tiene capacidad para 70.000 espectadores ampliable hasta los 100.000, les queda la opción de la televisión.
El año pasado, 91,6 millones de estadounidenses vieron por televisión el Super Bowl que coronó a los Tampa Bay Buccaneers, la cifra de espectadores más baja en los últimos 15 años.
Pese a todo, la final de la NFL sigue siendo uno de los escaparates más lujosos del mundo en la pequeña pantalla y en Estados Unidos lo retransmiten este año NBC y Telemundo además de la plataforma Peacock.
En este sentido, NBC aseguró que algunos de los anuncios de 30 segundos que se emitirán durante el partido han alcanzado un precio de US$7 millones.
Como pasa con el show musical del intermedio, los anuncios del Super Bowl son un espectáculo en sí mismo y el domingo se podrá ver el primer tráiler de la serie de «The Lord of the Rings» de Amazon.
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En todo Estados Unidos se organizan fiestas en casas o en bares donde no faltan comida y bebida, tanto que estos días abundan en los medios de comunicación las propuestas de menú para el Super Bowl.
Uno de los clásicos para ese día son las alitas de pollo.
En este sentido, el Consejo Nacional del Pollo (NCC), que agrupa a las empresas dedicadas a esa industria cárnica, aseguró esta semana que el domingo se consumirán en Estados Unidos alrededor de 1.400 millones de alitas.
Conseguir alitas el domingo del Super Bowl en EE.UU. es una tarea solo apta para valientes -o incluso temerarios-, pero teniendo en cuenta que en el país hay 331 millones de personas -y no todos comerán pollo ni verán el partido- es muy posible que la cifra de la NCC sea más un deseo que una proyección.
Algo parecido se puede decir de otra previsión, esta vez divulgada por la Asociación de Apuestas Estadounidense (AGA) y que asegura que 31,4 millones de estadounidenses apostarán en el Super Bowl, un 35% más que el año anterior.
AGA estima en US$7.600 millones el valor total de esas apuestas (un 78 % más que en 2021), aunque detalla que 18,5 millones de esos 31,5 millones de personas harán apuestas informales con amigos o en fiestas y no en páginas web o casas de apuestas.
Al margen de proyecciones más o menos interesadas, lo que sí parece que va a afectar a este Super Bowl es la inflación en el país ya que, según un informe del banco Wells Fargo, las fiestas costarán de media entre un 8 y un 14 % más que en 2021.
Pero es difícil pensar que eso le moleste mucho a los fans de Rams y Bengals, ya que los primeros solo han conquistado un Super Bowl (en 2000 cuando aún estaban en San Luis) y los segundos nunca se han proclamado campeones.
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