En un giro inesperado, Estados Unidos y China anunciaron avances significativos en sus negociaciones comerciales, celebradas en la sede de la Representación Permanente de Suiza ante la ONU en Ginebra. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, calificó las discusiones como «sustanciales» y «productivas», destacando un clima de cooperación que contrasta con la retórica hostil de los últimos meses.
El acuerdo, cuyos detalles se harán públicos este lunes 12 de mayo, incluye un mecanismo de consulta bilateral para evitar futuras escaladas y allana el terreno para una posible reducción de los aranceles impuestos por ambas naciones.
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Aunque las declaraciones oficiales evitaron profundizar en los términos específicos, el tono optimista de los negociadores sugiere un posible deshielo en una confrontación que ha sacudido los mercados globales.
Suiza, reconocida por su tradición diplomática, jugó un papel clave como facilitadora del encuentro. Bessent agradeció públicamente al gobierno suizo por su hospitalidad, señalando que el entorno neutral contribuyó a la fluidez de las conversaciones.
Este maravilloso escenario permitió un diálogo franco y resultados concretos.
Las reuniones contaron con la participación de altos funcionarios, incluido el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng. Greer resaltó la rapidez con la que se alcanzaron consensos, insinuando que las diferencias entre ambos países podrían haber sido exageradas.
«El ritmo de los acuerdos demuestra que las brechas no eran tan profundas como se creía»
Sin embargo, el contexto no puede ignorarse: la guerra comercial estalló en 2023 cuando el gobierno de Donald Trump impuso aranceles masivos a productos chinos, argumentando prácticas comerciales desleales y la necesidad de proteger la industria local.
China respondió con medidas similares, llevando los gravámenes a niveles sin precedentes: 145% para las importaciones estadounidenses y 125% para las chinas, cifras que en la práctica equivalen a un bloqueo económico parcial.
BREAKING: U.S. Announces China Trade Deal in Geneva pic.twitter.com/JjgvYAvAGe
— The White House (@WhiteHouse) May 11, 2025
Uno de los puntos centrales de la negociación fue el monumental déficit comercial de EE.UU., que asciende a 1,2 billones de dólares. Trump declaró esta situación como una «emergencia nacional», justificando así su política arancelaria. Greer reiteró que el acuerdo busca abordar este desbalance, aunque evitó precisar cómo se logrará sin afectar a sectores clave de ambas economías.
Analistas señalan que, pese al avance, resta ver si las concesiones serán simétricas. Antes de las conversaciones, Trump sugirió reducir los aranceles al 80%, pero la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aclaró que cualquier medida dependerá de reciprocidad por parte de Pekín.
La directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, celebró el diálogo como «un paso constructivo hacia la desescalada». Mientras tanto, los mercados reaccionaron con cauteloso optimismo, aunque persisten dudas sobre la sostenibilidad de los acuerdos.
Gary Hufbauer, del Peterson Institute for International Economics, advirtió que incluso con una reducción de aranceles al 70-80%, el comercio bilateral podría contraerse a la mitad. «No estamos cerca de una normalización», afirmó, subrayando que China ha demostrado mayor resiliencia, reorientando sus exportaciones hacia el sudeste asiático para mitigar el impacto de las sanciones estadounidenses.
De hecho, las cifras de abril respaldan esta teoría: las exportaciones chinas crecieron un 8,1%, superando las expectativas. Este desempeño refleja una estrategia exitosa de diversificación comercial, lo que coloca a Pekín en una posición de fuerza frente a Washington.
Aunque el comunicado conjunto de este lunes podría traer novedades alentadoras, expertos coinciden en que el conflicto dista de estar resuelto. Trump enfrenta presiones internas para no ceder terreno, mientras China insiste en que cualquier flexibilización debe comenzar por EE.UU.
Lo que sí queda claro es que ambas potencias han optado por la mesa de diálogo en lugar de la confrontación abierta. En un mundo donde las tensiones geopolíticas siguen en aumento, este acercamiento, aunque preliminar, representa un respiro para la economía global.
El desafío ahora será traducir las palabras en acciones concretas, evitando que la tregua sea solo un interludio en una guerra comercial que ya ha dejado profundas cicatrices.
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