La Casa Blanca ha informado que mantiene abiertas las operaciones en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul. Se trata de la única instalación en el país musulmán aún bajo su control. Estados Unidos calcula que los ciudadanos estadounidenses y poseedores de residencias permanentes aún en el terreno serían 300. Se asume que este sería «el momento más difícil de la misión, que finalizaría mañana (31.08.) luego de 20 años. Aún se desconoce la fecha en la que el encargado de negocios Ross Wilson abandonará Afganistán.
Las potencias europeas, tradicionales aliados de Washington en la lucha contra el terrorismo islámico en ese país, han terminado las misiones de rescate. Mientras tanto, organizaciones como Amnistía Internacional ha vuelto a señalar que los grupos de activistas, traductores y periodistas liberales corren peligro bajo el régimen de-facto de los talibanes. En concepto del movimiento internacional humanitario, Occidente “debe considerar los riesgos latentes y garantizar la seguridad en situación de mayor peligro”.
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Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Joe Biden ha dicho “se asegurará de que haya un paso seguro para cualquier ciudadano estadounidense o residente legal permanente». Así como para “los afganos que les ayudasen”. El funcionario ha especificado sin embargo que Estados Unidos no planea reabrir su Embajada en Kabul en el futuro próximo. Europa por su parte ha reforzado los lazos con vecinos como Uzbequistán. Su capital Taskent ha servido como punto de embarque de vuelos civiles. Berlín le ha prometido $600 millones de dólares en efectivo y asistencia técnica.
El Pentágono ha informado este lunes (30.08.2021) que sus fuerzas de seguridad habrían neutralizado un nuevo ataque con cohetes contra el Aeropuerto de Kabul. En criterio del General Hank Taylor, «las fuerzas militares de Estados Unidos han despegado de forma exitosa medidas de protección de fuerza para abortar ese ataque”. Al menos 3 cohetes habrían caído junto a la instalación, mientras que 2 han sido interceptados por el sistema de defensa antiaérea de ese país. No hay reportes de víctimas.
El pasado 26 de agosto, un terrorista suicida perteneciente al grupo terrorista ISIS-K, aprovechaba el caos imperante y perpetraba un ataque cerca al campo de vuelo. Este ha dejado al menos 183 muertos, entre ellos 13 militares estadounidenses. La rama local del Estado Islámico, llamada ISIS-K, en referencia a la histórica región iraní y centroasiática de Khorasan, está conformada por afganos disidentes de los talibanes. El grupo ha sido repelido en contraofensivas tanto de Estados Unidos. Así como por los talibanes que hoy ocupan el poder.
ISIS-K ha asumido la responsabilidad de asesinatos selectivos y atentados suicidas con bombas. Aunque ha visto reducido su número de combatientes, y opera al margen de la ley talibán, “mantiene la capacidad de llevar a cabo ataques con víctimas en masa”. Como reacción al atentado del aeropuerto, el Pentágono anunciaba haber abatido con drones a “dos objetivos importantes” de ISIS-K. Se les define como “organizadores” y “operadores” del grupo, aunque no se han revelado sus nombres.
Por su parte el movimiento talibán, que cuenta con el apoyo implícito de potencias no occidentales como Rusia, China y Turquía, pese a que estas aún lo califican como terrorista, ha instado a la fuerza calificada afgana a no irse de la nación. Sher Mohammad Abbas Stanikzai, principal jefe político talibán dice no obstante que quienes quieran hacerlo deberían hacerlo “de una manera digna”. Para ello contempla como opción la reanudación de vuelos comerciales, inicialmente hacia Taskent, Estambul y Doha. (mov)
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