El 19 de abril de 2013, Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela en una ceremonia a la que asistieron prominentes líderes latinoamericanos como Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales, Dilma Rousseff y Raúl Castro. Su llegada al poder marcó el inicio de una era que prometía continuar el legado de Hugo Chávez, pero con promesas de progreso y mejoras.
La economía venezolana experimentó una dramática contracción del 75% en su PIB entre 2013 y 2021, según el economista Pedro Palma, autor de “Crónicas de una historia vivida”. Esta caída se debe en gran medida a la falta de reducción en el gasto público, la pérdida de acceso a mercados internacionales y las sanciones financieras de Estados Unidos.
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La situación se agravó a finales de 2017, cuando la inflación mensual alcanzó el 55.6%, señalando el comienzo de una hiperinflación que devastó la capacidad de compra del bolívar y llevó a la adopción informal del dólar para las transacciones. Esta crisis económica provocó una ola migratoria que, según la ONU, ha desplazado a más de 7.7 millones de venezolanos.
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Desde 2020, el gobierno de Maduro ha priorizado la reducción de la inflación mediante medidas drásticas como la eliminación del crédito bancario, lo que ha reducido la inflación a costa de la capacidad de compra. En su discurso anual de enero, Maduro afirmó un crecimiento del 5% en 2023, aunque las proyecciones para 2024 indican un crecimiento sobre una base productiva muy baja, sin reflejar una mejora significativa en el poder adquisitivo de la población.
La pobreza en Venezuela ha alcanzado niveles alarmantes. Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de 2020, el 96% de la población vivía en pobreza de ingresos, y el 79.3% no podía cubrir la canasta básica de alimentos. Aunque hubo una mejora en los años siguientes, la pobreza multidimensional en 2023 aún era del 51.9%, mostrando una leve recuperación pero sin alcanzar los niveles de 2014.
La crisis económica ha tenido un impacto severo en la salud pública. Provea, una organización de derechos humanos, reportó un aumento significativo en las violaciones al derecho a la salud, desde la escasez de medicamentos hasta el deterioro de la infraestructura hospitalaria. En 2023, las denuncias relacionadas con la salud aumentaron drásticamente, destacando la magnitud del problema.
Las denuncias de violaciones a los derechos humanos han sido constantes durante la presidencia de Maduro. Amnistía Internacional y otras organizaciones han documentado miles de detenciones arbitrarias y casos de tortura. La Corte Penal Internacional (CPI) está investigando posibles crímenes de lesa humanidad cometidos durante las protestas de 2017.
La libertad de prensa ha sufrido enormemente bajo el gobierno de Maduro. Según Reporteros Sin Fronteras, el periodismo independiente ha sido severamente restringido, con una notable reducción en el número de emisoras radiales y televisoras.
Las próximas elecciones en Venezuela se presentan como un desafío significativo para Maduro. Encuestas recientes muestran a Edmundo González Urrutia liderando con una considerable ventaja, lo que podría poner fin a la década de gobierno de Maduro. Sin embargo, los analistas no descartan escenarios como la cancelación de las elecciones o la inhabilitación de candidatos opositores.
La última década en Venezuela bajo el liderazgo de Nicolás Maduro ha estado marcada por una profunda crisis económica, pobreza generalizada, violaciones de derechos humanos y restricciones a la libertad de prensa, configurando un panorama complejo y desafiante para el futuro del país.
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(Foto principal: AP/Getty)