El comisario de acción climática de la Unión Europea, Wopke Hoekstra, incidió este viernes en que las técnicas de captura y almacenamiento de carbono (CCS) no van a solucionar la crisis climática y cargó contra el «absurdo» de los subsidios a los combustibles fósiles: «no nos dejan avanzar», dijo.
Hoekstra admitió que la transición energética para dejar atrás el petróleo, el gas y el carbón «no puede hacerse de un día para otro» y, así, habrá que usar tecnologías CCS en sectores más difíciles de descarbonizar, si bien aclaró que la postura de la UE en la COP28 es que el mundo se deshaga de todos los combustibles fósiles, y no sólo de los que no cuenten con métodos de mitigación.
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El uso de las CCS para la producción de energía es uno de los principales asuntos criticados por los países más ambiciosos en la reducción de emisiones, así como los grupos ecologistas, quienes rechazan que la decisión final de la cumbre sobre el Balance Global inste a los estados a abandonar sólo la producción de combustibles fósiles sin mitigación («unabated»).
El que el último borrador del Balance Global dé la opción de seguir usando combustibles fósiles siempre que empleen estas tecnologías decepcionó a estos grupos, que alegan que las CCS aún no están maduras y pueden ser el comodín para que industria siga emitiendo.
Así, las tecnologías han estado en el foco de la polémica en la COP28, pero Hoekstra precisó que serán necesarias en determinados sectores.
El comisario aprovechó su intervención para cargar contra los subsidios a los combustibles fósiles. «Un absurdo que no nos deja avanzar».
El Parlamento Europeo, en la resolución sobre la COP28 que adoptó en su última sesión plenaria, defendía el fin de estos subsidios (que se menciona también en el borrador del Balance Global) para 2025 a más tardar, así como una eliminación «tangible» y «lo antes posible» de todas las energías fósiles.
«No sólo las que cuentan con técnicas de mitigación», recordó en la conferencia de prensa el eurodiputado popular Peter Liese, que llegó este viernes a la cumbre de Dubái para «presionar» y vigilar estrechamente a los negociadores europeos, señaló el alemán.
Liese destacó que el objetivo de la UE de reducir sus emisiones ascendió del 55 al 57 % para 2030, y que además es un líder en la financiación climática global, como demuestra el hecho de que más de la mitad del dinero comprometido al fondo de pérdidas y daños provenga de los 27, dijo.
La huella climática per capita de los europeos, dijo, es de 6,32 toneladas de carbono, mientras que los planes de acción climática de la UE -el paquete Fit for 55- situarán esa media en 2030 por debajo de las 4 toneladas.
En comparación, la huella de carbono per capita del país anfitrión de la COp28, Emiratos Árabes Unidos, es de 21,75 toneladas, puntualizó. «Y no tienen ningún plan para reducirlo como sí tenemos en Europa», apunto, mientras que la de Estados Unidos asciende a 14 toneladas y, la de China, a 8,85 toneladas.
Liese pidió a los grandes emisores de CO2 que lleven a cabo «no ideas, sino legislación», aunque recalcó lo «bien organizada» que está la COP28 y respaldó la propuesta de las países de triplicar la capacidad renovable y duplicar la tasa de mejora de eficiencia energética que el bloque de la UE confía espera se quede en la decisión definitiva del Balance Global.
Hoekstra se mostró positivo sobre este punto concreto y señaló que tienen «el viento a favor» para lograr un acuerdo ambicioso que lleve a una reducción de emisiones del 60 % para 2035 necesaria para salvaguardar el futuro de las siguientes generaciones y «preservar la fe en el sistema multilateral».
Gabriel Rico Albarrán, con información de EFE
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