La crisis desatada por el incidente a bordo de un vuelo de Alaska Airlines se cobra la dimisión de un alto ejecutivo. Se trata de Dave Calhoun, CEO de Boeing, que anunció su decisión de dimitir a finales de este año.
«Quiero compartir con ustedes que he decidido que este será mi último año como director ejecutivo de nuestra gran empresa y he notificado a la junta directiva esa decisión», apuntó Calhoun en un comunicado, recogido por la agencia de noticias EFE.
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Es una de las grandes consecuencias de la crisis abierta en la compañía por el incidente a bordo de un vuelo de Alaska Airlines, sucedido en enero.
De hecho, la nota publicada por Calhoun menciona explícitamente, y en sus primeras líneas, el incidente del pasado 5 de enero, cuando se desprendió en pleno vuelo un panel que cubría el espacio para una puerta de emergencia de un Boeing 737 Max-9.
«Como todos saben, el accidente del vuelo 1282 de Alaska Airlines fue un momento decisivo para Boeing. Debemos seguir respondiendo a este accidente con humildad y total transparencia», apuntó.
Desde el suceso, Boeing ha caído casi un 24 % en bolsa. Actualmente, está valorada en casi US$117,000 millones, según cifras de Companies Market Cap. El golpe ronda los US$30,000 millones.
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Sin embargo, Boeing, el segundo mayor fabricante de aviones comerciales del mundo tras la europea Airbus, vive instaurado en un período de crisis desde antes de ese accidente. En concreto, los graves problemas se remontan a hace cinco años. Entonces, dos 737 Max-8 se estrellaron en similares circunstancias en octubre de 2018 y marzo de 2019, provocando la muerte de 346 personas.
«Los ojos del mundo están puestos en nosotros y sé que saldremos de este momento como una mejor compañía, aprovechando todos los aprendizajes que acumulamos mientras trabajamos juntos para reconstruir Boeing durante los últimos años», apuntó Calhoun.
El ejecutivo no ha tenido una etapa sencilla al frente de Boeing, ya que tomó los mandos de la empresa cuando la gran crisis había despegado. Así, Calhoun llevaba ejerciendo como director general de la empresa desde enero de 2020, por lo que ha sido encargado de pilotar en una zona de turbulencias casi constantes.
La pandemia supuso, lógicamente, otro golpe para la compañía, que en 2020 tuvo pérdidas de US$11,873 millones. Desde entonces, las cifras rojas han ido reduciéndose. Ya en 2023, la caída interanual de las pérdidas fue del 55 %, hasta situarse en US$2,222 millones. Los ingresos crecieron un 10 % (hasta los US$22,018 millones).
Una evolución positiva que no ha sido suficiente para que Calhoun superase la tormenta al frente de la empresa.
Su salida no será la única ya que la compañía llevará a cabo numerosos cambios en su directiva en los próximos meses. Entre ellos la salida de su actual presidente, Larry Kellner, que será sustituido por Steve Mollenkopf.
Con información de la agencia EFE
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