Los simbolismos en la monarquía británica son imprescindibles. El próximo 6 de mayo tendrá lugar la ceremonia de coronación del rey Carlos III y la reina consorte Camila y entre esos signos destacan las coronas que los monarcas utilizarán durante la ceremonia.
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La histórica Corona de San Eduardo, que ha sido la pieza central de las ceremonias de coronación de los monarcas en Inglaterra durante más de 350 años, ha sido retirada de la Torre de Londres para ser modificada para la coronación del rey Carlos III.
Llamada así por San Eduardo el Confesor, las versiones de esta corona se han utilizado para coronar a los monarcas ingleses y británicos desde el siglo XIII, y su encarnación actual se hizo para el rey Carlos II en 1661, después de que la original se fundiera durante la Guerra Civil.
La estructura de oro macizo de 22 quilates está engastada con 444 piedras preciosas y semipreciosas entre las que hay 345 aguamarinas de talla rosa, 37 topacios blancos, 27 turmalinas, 12 rubíes, 7 amatistas, 6 zafiros, un granate y una espinela está rematada con un casquillo de terciopelo de color púrpura decorado en la parte inferior con una banda de armiño.
Además, incluye dos arcos, cuatro cruces, cuatro flores de lis y una capucha de terciopelo con una banda de armiño.
El portal de finanzas SavingSpot la valoró hace unos años en US$4,5 millones.
Está compuesta por una montura de oro macizo decorada con topacios blancos y amarillos, zafiros, rubíes, amatistas y turmalinas, entre otras piedras preciosas, que, además, incluye dos arcos, cuatro cruces, cuatro flores de lis y una capucha de terciopelo con una banda de armiño.
Es la corona más antigua de la monarquía británica, también es una de las más importantes para los Windsor y pesa exactamente 2.23 kilos.
Tras la muerte de Isabel, las diversas coronas símbolo de su reinado pasarán a su hijo y deberán ser agrandadas para adaptarlas a su talla. Para ello, será necesario incrementar su circunferencia y agregar algunas piedras preciosas, proceso contrario al que se llevó a cabo cuando ascendió al trono la anterior soberana.
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Por su parte, para la coronación de Camila, el Palacio de Buckingham reveló que usará la corona de la reina María de Teck, que llevó el día de la coronación de su esposo, George.
La hermosa pieza «está compuesta por un marco de plata, revestido de oro y engastado con 2,200 diamantes», según la Colección Real. Además de ajustarla a su medida, se le incrustarán los diamantes Cullinan III, IV y V de la colección personal de la reina Isabel II que llevaba en algunos de sus broches.
Es una pieza que elaboró la prestigiosa e histórica joyería Garrard’s y fue fabricada exclusivamente para la coronación de la reina María, consorte de Jorge V y bisabuela del actual rey Carlos III en junio de 1911.
El Daily Telegraph la describió diciendo: «No tiene joyas sino diamantes, y los diamantes se agrupan como si no tuvieran más soporte que su propia luz».
El diseño se inspiró en la corona de la reina Alexandra de 1902, que tiene arcos igualmente elegantes. La reina María también usó la corona sin sus arcos como un círculo, en particular para la coronación de su hijo, el rey Jorge VI en la coronación de 1937.
Rodrigo Muñoz
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