La mayor compra de la historia en el mercado de los videojuegos está en riesgo de «Game Over». En enero de 2022, Microsoft anunció la adquisición de Activision Blizzard y, desde entonces, la operación se encuentra encerrada en un laberinto de naturaleza legal. Si hace menos de un mes la Unión Europea se posicionó a favor de la compra, las últimas noticias, llegadas desde Estados Unidos, no pueden ser más desalentadoras para ambas empresas.
Según recoge la agencia de noticias EFE, la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos pedirá a la Justicia medidas cautelares para que la histórica adquisición no se complete. La información viene de una fuente anónima y está publicada por la CNBC.
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No es el primer movimiento en este sentido realizado por la FTC. Ya el diciembre presentó una demanda con el objetivo de vetar el movimiento. Supuso, entonces, una de las decisiones más contundentes del organismo en materias relacionadas con el sector tecnológico y sus gigantes.
El regulador estadounidense no es el único que no ve con buenos ojos la operación. La Autoridad de Competencia y Mercados (CMA) de Reino Unido rechazó la compra el pasado 26 de abril, una decisión que Microsoft ha recurrido. En el caso del proceso en Estados Unidos, el caso podría resolverse en agosto.
¿Por qué los organismos de EE.UU. y Reino Unido se oponen a la operación? Ambos alegan a que el mercado se vería gravemente afectado en el ámbito de la libre competencia, perjudicando al consumidor final. Para entender los motivos de esta percepción, es importante poner sobre la mesa el volumen de la operación, que sería la mayor en la historia del sector de los videojuegos.
Activision Blizzard es una de las cuatro compañías más valoradas en la industria (US$62.71 mil millones, según Companies Market Cap). Sus beneficios en el primer trimestre de 2023 ascendieron a US$2.17 mil millones. El potencial de Microsoft como empresa es inmensamente mayor (US$2.467 billones), si bien su posición en el mercado de los videojuegos es más modesta.
Así, en enero de 2022, la big tech cerró un acuerdo para comprar Activision Blizzard por US$75 mil millones. De esta forma, la compañía dirigida por Satya Nadella se hacía con la dueña de sagas de alto impacto como Call of Duty, Tony Hawk, Warcraft o Candy Crush Saga. Su objetivo era dar un salto adelante en dos ámbitos del sector: los juegos en dispositivos móviles y en la nube. Adicionalmente, Microsoft consideraba el movimiento clave para consolidase dentro del metaverso.
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Sin embargo, los reguladores consideran que esta operación podría socavar la competencia y afectar a los consumidores. Si Microsoft adquiere el control de algunas de las sagas más importantes, podría tomar medidas para que los usuarios de sus competidores no puedan jugar. Por poner un ejemplo concreto, los organismos estadounidenses y británicas creen que la big tech podría impedir que los usuarios de PlayStation (Sony) jugaran al Call of Duty vía streaming en la nube.
En definitiva, se teme que Microsoft utilice el movimiento, que le situaría como la tercera gran potencia del mercado tras Tencent y Sony, para apagar a sus competidores.
Una preocupación que no comparte del todo la Unión Europea (UE). La institución dio luz verde a la compra, eso sí, con condiciones. Microsoft se comprometió con la Comisión a cumplir requisitos como permitirla transmisión de juegos por streaming en la nube de Activision Blizzard a dispositivos con licencia, o permitir los creadores de juegos podrán transmitir los juegos de Activision Blizzard por streaming en la nube. Es decir, la creación de una licencia gratuita para consumidores y una licencia gratuita para proveedores dentro del Espacio Económico Europeo.
Las próximas semanas serán clave para conocer si, finalmente, Microsoft convence a los reguladores de Estados Unidos y Reino Unido y cierra una compra histórica.
Borja Santamaría, con información de EFE
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